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Bajo el síndrome del atraco mortal

Tres asaltos con víctimas mortales en menos de dos semanas han hecho saltar la alarma en Cataluña. Comerciantes y vecinos exigen más seguridad

E. ARMORA

BARCELONA

Cataluña vive presa del miedo. Dos atracos mortales en apenas cuatro días y tres en las últimas dos semanas han disparado todas las alarmas. Comerciantes y ciudadanos reclaman más protección ante la oleada de asaltos violentos. El último, que le costó la vida a una mujer de 58 años, se produjo el jueves por la noche en una panadería ubicada en la zona alta de Barcelona. El agresor, que fue detenido por los Mossos d'Esquadra poco después de asestar las puñaladas mortales a la víctima, es de nacionalidad española y, según confirmaron clientes del establecimiento, «frecuentaba habitualmente la zona».

La luz roja se activó el pasado día 16 cuando un joyero fue apuñalado mortalmente a plena luz del día en el distrito de Sant Martí de Barcelona. La víctima había sufrido ya otro atraco hacía apenas dos años, que le condujo al hospital. Apenas una semana más tarde, otro suceso similar conmocionó a la opinión pública. Una empleada de 25 años de la sucursal de Cambrils (Tarragona) del Banco Santander fue alcanzada por un disparo durante un atraco al establecimiento. También falleció.

Más refuerzos en la calle El crimen de la panadera, el último de los ocurridos, ha sido el detonante y ha abocado a la movilización a comerciantes y ciudadanos que han hecho un llamamiento a las autoridades para que refuercen con urgencia la seguridad en las calles y comercios.

Luisa, comerciante del barrio de Sant Gervasi de Barcelona, llevaba varios días sin poder pegar ojo pensando en el atraco de Cambrils. Ayer, su angustia se «multiplicó por cien» al enterarse del atraco mortal sucedido la noche anterior a escasos números de su establecimiento, en la calle Muntaner. Un joven de 26 años (Angel R. S.) entró sobre las 21.23 horas a la panadería Bopan, ubicada en el 536 de la citada calle, y reclamó la caja. Testigos presenciales aseguran que la dependienta, Mercedes Salas, de 58 años, apenas ofreció resistencia. Sorprendentemente, el agresor no se hizo con el botín y fue hacia la empleada a la que asestó una puñalada que le causó la muerte.

Vecinos de la zona que tenían trato habitual con la fallecida y compañeros de trabajo estuvieron todo el día en estado de «shock». «Era una persona ejemplar, que había sufrido mucho y logrado vencer el cáncer. No merecía esta muerte», indicaron a ABC algunos de los clientes del establecimiento. La recordaban como una «mujer paciente, que siempre tenía un buen gesto para los vecinos».

En el momento de la agresión, en la panadería había otros compañeros suyos que acudieron a ayudarla al ori sus gritos de auxilio. Tuvieron apenas minutos para reaccionar. Unos se quedaron llamando una ambulancia, otros salieron a perseguir al agresor, que, finalmente, fue detenido por una patrulla de la Guardia Urbana. 1

Algunos testigos presenciales concultados por este diario aseguran que el detenido, que no tiene antecedentes penales, aunque había sido detenido por conducir bajo los efectos del alcohol, no se resistió a los agentes y que llevaba varias recetas encima cuando fue detenido.

«No iba a robar. Fue a matarla», aseguró uno de los comerciantes de la zona. Afirmó que el comportamiento del detenido no era «normal». Merche Salas era soltera y llevaba prácticamente toda su vida profesional en esta cadena de panaderías. Antes de estar en el local de Bopan de la calle Muntaner , donde permaneció 12 años, estuvo en el local de la cadena de la calle Travessera de Gràcia. Allí trabajó tres años.

«Tardó en ser atendida» La empresa Bopan, que ayer abrió sus puertas pese al dramático suceso, criticó la «lentitud» de los servicios médicos y avanzó que estudia abrir un expediente de investigación por la falta de celeridad del Servicio de Empergencias Médicas (SEM) y pedir responsabilidades en caso de que sea necesario, informa Ep. Portavoces del SEM negaron la versión del establecimiento y aseguraron que la unidad desplazada llegó apenas diez minutos después de ser reclamada. El gran ausente de la jornada fue el conseller de Interior, Joan Saura, que no abrió la boca en todo el día. Sí lo hizo, sin embargo, el presidente de CiU, Artur Mas, quien alertó del «deterioro» de la seguridad y exigió «empuje y firmeza» para evitar nuevos casos. Por su parte, los sindicatos CC. OO. y USOC reclamaron más seguridad en los comercios.

El alcalde de la ciudad, Jordi Hereu, y la consellera de Justicia, Montserrat Tura, lamentaron el suceso, aunque rehuyeron «sacar conclusiones sobre la delincuencia».

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