Ignacio Ramírez de Haro y Pérez de Guzmán, enamorado de la naturaleza

Hoy, finalizando octubre, como van cayendo las hojas de los árboles con sus colores diferentes y otoñales, se nos ha ido un gran enamorado de la naturaleza, un caminante empedernido, caminante de caminos alcarreños, y sobre todo gran andador del camino de Santiago en todas sus distintas etapas. Esa fue la culminación de una de sus grandes ilusiones. Su vida sosegada, callada, ha transcurrido sin que nos demos cuenta, porque parecería que él tenía que estar siempre. Todo lo que él representaba, su jovialidad, su bondad, su espíritu del deber, su entrega, su cariño, su disciplina nos parecía lo normal y no lo era. Personas como Ignacio Ramírez de Haro y Pérez de Guzmán , conde de Bornos, son las que en silencio, día a día, como militar, como marido, como padre, como abuelo y como amigo, en todas las etapas de su vida, en sus puestos de mando militar, han ido tejiendo y construyendo una España , un poquito mejor. Te vamos a echar mucho de menos, porque no nos hemos dado cuenta lo bastante de todo lo que hacías y lo que eras. Nunca has querido ser protagonista, te molestaba el cuento y la parafernalia, todo lo que no era auténtico.

No he hablado de las cosas que has hecho, porque eso no era lo importante. Lo importante era el respeto que tenías a los demás, y el cariño que ponías con todos. Tendías puentes y no querías que nadie se sintiera excluido. En el campo donde estés ahora disfrutando de Dios no habrá sequía, ni inundaciones, en el que has dejado aquí te veremos reflejado en las mieses, en las perdices, y en el mar que tanto te gustaba.

Todo lo que has dejado de ti mismo, ya será nuestro.