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El «comando legionela», al 100%

Los técnicos de Sanidad ya han realizado 160 inspecciones a torres de refrigeración de Centro y Retiro

C. HIDALGO/M. J. ÁLVAREZ

Desde hace una semana, los inspectores de la Consejería de Sanidad están centrados en dar con el epicentro del brote de legionelosis desatado en la capital. Desde que saltó a la opinión pública, el sábado pasado, se viene informando del número de instalaciones inspeccionadas. Si el primer día se habló de que ya había 82 torres de refrigeración examinadas, el domingo la cifra subía a 109. Las pruebas se están remitiendo al laboratorio de Salud Pública de la Comunidad de Madrid.

Ayer, el trabajo fue incluso más intenso, según explicó el propio consejero, Javier Fernández-Lasquetty. Durante toda la jornada, una veintena de inspectores estuvo trabajando en otro medio centenar de instalaciones. La jefa de la Sección de Sanidad Ambiental, Mercedes Butler, nos explicaba ayer cómo están trabajando: «En una situación como la de ahora, que es de brote, lo que hacemos es controlar el foco».

¿De qué manera? Pues lo primero ha sido situar correctamente los casos y delimitar geográficamente las zonas de riesgo. Existe, porque así lo marca la legislación, un censo regional de torres de refrigeración. En el caso que nos ocupa, las inspecciones se están acometiendo en los distritos de Centro y Retiro, que son adyacentes entre sí.

«Se revisan las instalaciones, las condiciones estructurales de las torres, viendo sus materiales, que no haya incrustaciones, que los pulverizadores funcionen bien, así como los separadores de gotas», explica Butler. También se revisa el estado de agua de la balsa, escudriñando si hay lodo, algas... Se comprueba la temperatura, el desinfectante y el nivel del ph.

Luego, está la inspección documental. El «carné» de las torres de refrigeración debe tener al día los datos sobre los análisis a los que han sido sometidas. Se aportan, asimismo, los certificados de limpieza y desinfección. La normativa establece que deben realizarse lo que se conocen como «planes de choque» al menos dos veces al año.

Toma de muestras

Finalmente, se toman muestras: un litro de agua que se guarda en un bote estéril. En caso de la existencia de lodos o incrustaciones, también se recogen para que las analicen en el laboratorio.

Todos los titulares de las torres por las que pasan los técnicos deberán extremar las medidas de prevención y realizar un nuevo tratamiento de choque. Para este brote, hay una veintena de inspectores trabajando, desde hace seis días. Los resultados de las analíticas puede dilatarse hasta los veinte días.

Una vez se recojan los resultados —algunos ya están y han arrojado irregularidades—, hay que cotejarlos con los de las cepas separadas de la bacteria legionella en los hospitales donde se está tratando a los enfermos, por si se corresponden o no con el brote.

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