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«Aún hoy podemos encontrar la huella de Canarias en gran parte de América»

La situación estratégica de Canarias como base aprovisionamiento y de tránsito entre la Península y América le confirió «un protagonismo esencial durante toda la época colonial». Los Coloquios de Historia Canario-Americana han sido el filtro ideal para retomar los vínculos históricos entre las Islas y el Nuevo Mundo

R. C.

ENTREVISTA

Antonio Gutiérrez Escudero

Presidente de la Asociación Española de Americanistas

Antonio Gutiérrez Escudero, presidente de la Asociación Española de Americanistas, opina que «las autoridades canarias deben apoyar la continuidad de los Coloquios de Historia Canario-Americana no solo por contribuir a un mejor conocimiento de Canarias, de su cultura y de su historia, sino por conseguir reunir en Gran Canaria, en cada ocasión y durante cerca ya de cuarenta años, a casi dos centenares de estudiosos e investigadores altamente cualificados procedentes de los principales centros académicos y universitarios mundiales». Tras participar de la última edición, afirma que hay mucho por hacer para profundizar las relaciones atlánticas.

—¿Cuál es su opinión sobre la trascendencia que para el estudio y profundización de las relaciones entre Canarias y América han tenido los Coloquios de Historia Canario-Americana?

—Las actas de los 18 Coloquios celebrados hasta el presente son de lectura imprescindible y esencial para el conocimiento de la Historia de España y de América, en general, y la de las Islas Canarias en particular. Pocas iniciativas similares a las de los Coloquios perviven en la actualidad y

desde luego sin su brillantez y sin la posibilidad de escuchar a historiadores de la talla de los invitados a estos encuentros académicos celebrados cada dos años en Gran Canaria. Que una reunión científica de esta índole se mantenga con el mismo ímpetu y extraordinaria categoría intelectual con la que comenzó, en el ya lejano año de 1976, es un claro síntoma de su trascendencia y un mérito que hay que atribuir tanto a su creador e inspirador, el profesor Francisco Morales Padrón, como a los continuadores de esta magna obra, que podemos personalizar en doña Elena Acosta Guerrero actual directora de la Casa de Colón de Las Palmas de Gran Canaria.

—¿Qué retos plantea a la comunidad de historiadores la reflexión alrededor del tema que ese año articula el discurso de la conmemoración de los Bicentenarios de la Independencia de las Repúblicas Iberoamericanas?

—Principalmente, el reto de analizar con profundidad y rigor el complejo e intrincado fenómeno de la emancipación hispanoamericana, un acontecimiento que cuanto menos se prolongó por espacio de casi dos décadas con multitud de alternancias. ¿Cómo es posible que en este tiempo el inmenso imperio hispano quedara reducido a Cuba, Puerto Rico y Filipinas? En este sentido hoy en día se están cuestionando muchos de los planteamientos hasta ahora vigentes y así se ha afirmado que las independencias de América no fueron un movimiento anticolonial sino parte del proceso de transformación política y de la disolución de la monarquía española o se pone en duda el impacto en Hispanoamérica de la invasión napoleónica de la Península como causa decisiva para la posterior independencia de las colonias ultramarinas, etc.

—¿Qué lagunas o paradigmas quedan aún por estudiar o revisar con mayor profundidad en el meandro de las intensas relaciones que han marcado el devenir histórico entre España y América?

—En los distintos repositorios americanistas hay todavía material suficiente para profundizar en el tema de las relaciones históricas entre España y América. Entre otros muchos, un tema que en los últimos años ha dado frutos muy significativos es el del análisis de los cabildos indianos en el sentido de estudiar su composición, las relaciones familiares, los enfrentamientos entre los cabildantes por el control del poder y de los recursos económicos y principalmente el rol desempeñado por estos cabildos como propulsores del proceso emancipador hispanoamericano. En cuanto a la cuestión de los Bicentenarios, y merced a las investigaciones emprendidas, cada vez conocemos más detalles sobre la vida y obras de los diputados americanos enviados a las Cortes de Cádiz iniciadas en 1810, o sobre la decisiva influencia del texto constitucional de 1812 en los países iberoamericanos y en algunos de la cuenca mediterránea, etc.

—La historia que ha señalado a Canarias como privilegiado espacio de tránsito en el Atlántico, ¿puede enseñarnos algo como Comunidad de cara a afrontar los retos que nos propone un futuro cada vez más dinámico y cambiante en el marco de las relaciones internacionales?

—La situación estratégica de Canarias como base aprovisionamiento y de tránsito entre la Península y América le confirió un protagonismo esencial durante toda la época colonial y así queda reflejado en todos los tratados históricos. Por otra parte, la emigración de familias canarias a Hispanoamérica permitió la transmisión de muchos de sus valores culturales al Nuevo Mundo, de modo que aún hoy en día podemos encontrar la huella de los isleños en un número significativos de países americanos (Cuba, República Dominicana, Uruguay, Venezuela, Estados Unidos, etc.). Todo ello, pues, nos enseña el papel fundamental que debería desempeñar la Comunidad Canaria en las relaciones internacionales entre España y las naciones hispanoamericanas, así como la conveniencia de potenciar desde el archipiélago una mayor vinculación con las poblaciones hermanas del otro lado del Atlántico.

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