Lang Lang: «La música clásica tiene que abrir su corazón a los jóvenes»

¿El mejor? Ese es un punto muy discutido, pero sin lugar a dudas es el más mediático. Entre sus logros puede contar haber conseguido una legión de seguidores en China, país que abandonó a los quince años para instalarse en Estados Unidos y estudiar en el prestigioso Curtis Institut. Alabado por algunos de los mejores intérpretes —ha sido alumno, entre otros, de Daniel Barenboim—, el pianista chino se ha convertido ahora en el primero en llevar la música clásica a la tercera dimensión.

Lo ha hecho de la mano del sello Sony, por el que fichó hace tan sólo unos meses. Lang Lang recibe a ABC en una de las aulas de la Escuela Superior de Música Reina Sofía, precisamente la que lleva el nombre de otra gran pianista, Alicia de Larrocha. «La admiro tanto que alguien lo ha arreglado para que haga las entrevistas aquí», bromea. Ahora visita Madrid para presentar su primera grabación, «Live in Viena», con una compañía, Sony, con la que ha emprendido «un nuevo viaje que me permite integrar las sinergias de las nuevas tecnologías y la música que yo puedo ofrecer. Es una nueva formar de explorar, de dar una mayor dimensión a la música clásica».

El disco fue grabado en directo durante un concierto en la prestigiosa Musikverein de Viena, y ha sido editado en diversos formatos: Blu-Ray, CD, LP y DVD. ¿Pueden las nuevas tecnologías salvar el futuro incierto de la música clásica? «Es una nueva forma de promoverla y acercarla a nuevas generaciones que están conectadas a través de las redes sociales: Facebook, Twitter… Todo el mundo puede conectarse con todo el mundo. Lo importante es poner a su disposición los contenidos a través de multitud de canales, como las versiones en 3D, porque ahora todo el mundo está interesado en esto».

Lang Lang sabe que tiene a su favor pertenecer a esta misma generación educada en las nuevas tecnologías. «Sé lo que les interesa». Y está dispuesto a aprovecharlo para que la música clásica llegue al máximo número de personas. «Gracias a este tipo de tecnologías ahora se pueden seguir las clases de los músicos, las horas que dedican a los ensayos y vivir de cerca cómo es su día a día y entender por qué aman la música, compartir esta pasión con otras personas. Hasta ahora la gente se sentaba en una sala de conciertos a escuchar, y veían a los músicos tocar, pero nada más».

El pianista chino recuerda cómo gracias al disco o la televisión él pudo conocer a Karajan, Callas o Horowitz. Consciente de que esta manera de afrontar y difundir la música puede levantar suspicacias entre los más puristas, confiesa que no le preocupa. «En el siglo XIX se viajaba en barco y ahora en el XXI se hace en avión. Sería una tontería no aprovecharse de los avances. Independientemente del formato, sigo ofreciendo música de Beethoven, Chopin… No queremos acabar con la tradición de la música, sino que más gente tenga acceso a ella».

En «Live in Viena» Lang Lang ha grabado por primera vez a Beethoven: «Una obra temprana —la “Sonata número 3”— y una de las últimas, “Apassionata”. Es una manera de ofrecer una visión sobre la evolución del compositor», certifica. A estas obras se suman la «Sonata número 7» de Prokofiev, el primer cuaderno de «Iberia», de Albéniz, y varias piezas de Chopin. «Es un disco muy equilibrado, bastante profundo y no muy comercial».

Entre sus futuros proyectos se encuentra grabar a Liszt y un disco con un músico de jazz, además de continuar con los conciertos que ofrece con su Fundación a los niños. «En las escuelas falta mucha educación musical y ahora con la crisis sufren más recortes todavía. Ese es el objetivo de mi Fundación, que la música llegue a más gente. La música clásica tiene que abrir su corazón a las nuevas generaciones».