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La crisis municipal, de Mini a «maxi»

Irónicamente, y tras el no a la recalificación del Miniestadi, los Juegos de 2022 son casi el único «tangible» al que se agarra Hereu

INÈS BAUCELLS

À. GUBERN

En la pasada primavera, el día después del desastre por el referéndum de la Diagonal, a un asesor directo de Jordi Hereu se le ocurrió sugerir que ahora era el momento de relanzar la idea de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2022. La ocurrencia fue enterrada enseguida, y los Juegos, más después de que se presentara el Plan de Austeridad municipal, pasaron a un discreto segundo plano.

Ahora, paradójicamente, y cuando peor está el alcalde Jordi Hereu, el proyecto olímpico, un castillo en el aire, es casi lo más tangible a lo que puede agarrarse el primer edil de la ciudad. Tras unas semanas marcadas por las noticias en torno a la trama de corrupción de Ciutat Vella, el FC Barcelona le daba el miércoles la puntilla al alcalde dando carpetazo al proyecto de recalificación del Miniestadi, el único gran proyecto urbanístico urdido durante este mandato. Fue el mismo día, también, en el que se presentaban las líneas maestras del presupuesto para 2011, unas cuentas en fase de congelación por la crisis económica y con un importante recorte de la inversión. Hereu, siempre caminando sobre el alambre, trata de recomponer el gesto, y ayer aseguraba que el acuerdo con el Barça debe rehacerse, aunque admitió que va para largo. Unos y otros, vino a decir, están condenados a entenderse: el club necesita sacar partido de sus terrenos para mejorar sus instalaciones, y el Ayuntamiento no renuncia a abrir esos espacios a la ciudadanía y a ganar equipamientos.

En todo caso, sabedores de que el alcalde está pasando por su peor momento, los grupos de la oposición se han lanzado a degüello. Quien con más virulencia atacó a Hereu por el fracasado acuerdo con Joan Laporta fue Alberto Fernández (PP), cuyo grupo se opuso al proyecto y pidió ya en su momento que no se firmase nada en previsión de que la nueva junta azulgrana se echase atrás, como así ha sido. Por su parte, Xavier Trias consideró que el proyecto está en «terreno muerto», aunque ya advirtió a la junta de Rosell de que las condiciones para el acuerdo están marcadas, y que el club no sacará más plusvalías, es decir, que el pacto sólo es revisable a la baja.

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