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Los profesores ven en la motivación la clave para atajar el abandono escolar

Dos centros de la región exponen en ABC sus experiencias para luchar contra el fracaso en las aulas

H. DÍAZ

Con menos de un 27 por ciento, Castilla y León es una de las cinco comunidades con una tasa de abandono escolar temprano menor a la media española, sin embargo en los próximos diez años responsables de las distintas administraciones y profesionales del sector de la enseñanza tendrán que trabajar duro para reducir este indicador por debajo del 10 por ciento, de acuerdo con las recomendaciones de la Unión Europea. Sobre las «pautas» que hay que seguir para hacer frente al problema y las medidas que se deberán poner en marcha de inmediato se estuvo hablando la pasada semana en el Congreso de Abandono Escolar Temprano que tuvo lugar en Valladolid, el primero celebrado de estas características. Allí expertos y gestores de las distintas comunidades expusieron sus puntos de vista sobre este problema acuciante y mostraron proyectos y estrategias que han permitido reducir en sus centros la tasa de abandonos.

Dos de estas experiencias pertenecen a Castilla y León, en concreto, al Centro de Educación de Personas Adultas Valles del Cerrato, en Villamuriel de Cerrato (Palencia), y al Centro Integrado de Formación Profesional Juan de Colonia de Burgos. Aunque los alumnos de ambas instalaciones tienen un perfil muy distinto, tanto Óscar López, profesor del primero, como Emérito Pérez, director del segundo, ven en la motivación y en la autoestima las «claves» para atajar el abandono escolar temprano.

Óscar López llegó al centro de adultos de Villamuriel de Cerrato en 2004 tras impartir clases de inglés en un instituto de Secundaria. «Enseguida me dí cuenta de que en ese centro hacía falta algo que les motivara y elevara la autoestima, y conseguir así que participaran activamente de la vida escolar». Por ello, en 2005 se puso en contacto con el Programa europeo de Aprendizaje Permanente, en cuyo marco se ha creado la asociación GRASP formada por seis países: Alemania, Letonia, Finlandia, Turquía, Escocia y España.

El objetivo de dicha asociación, explica este profesor, «es la elaboración y distribución de guías y materiales de orientación que ayudan a nuestros alumnos a saber dónde se encuentran académicamente hoy y hasta dónde pueden llegar una vez que pasan por nuestro centro educativo»El centro de Villamuriel de Cerrato cuenta actualmente con cerca de 320 alumnos y, aunque la franja de edades es muy grande —«allí se imparte un poco de todo, desde Inglés, Informática, Secundaria, Español para extranjeros, etc.»—, la gran mayoría se trata de jóvenes que hace tres o cuatro años, con el mercado laboral en auge, abandonaron la escuela por un trabajo fácil y ahora se encuentran en el paro, detalla el profesor. «Quieren volver a “engancharse” a la educación porque se dan cuenta de que sin ningún título no se puede hacer nada».

Alicientes

Uno de los principales alicientes con los que cuenta este programa europeo, que además dispone de «una buena financiación», es el hecho de poder compartir experiencias con alumnos extranjeros. «Cada vez que vienen estudiantes de fuera les sirve de motivación, porque les preparan actividades», explica Óscar, quien se alegra de su implicación, «ahora yo me limito a coordinarlos y son ellos quienes llevan las riendas de todo».

Con el primer proyecto ya finalizado, el centro palentino se acaba de implicar en uno nuevo que se extenderá hasta 2012 y por el que han recibido 20.000 euros. «Lo vamos a basar en el turismo en el medio rural», explica este profesor que ve mayor el problema del abandono escolar en los pueblos que en las ciudades.

La otra experiencia castellano y leonesa corresponde al centro Juan de Colonia de Burgos. Cuando Emérito Pérez asumió su dirección se planteó entre sus principales objetivos reducir la tasa de abandono escolar siguiendo dos líneas: por un lado, incrementar el éxito desde el punto de vista de aprobados y suspensos, y por otro, reducir propiamente el abandono. Las distintas iniciativas puestas en marcha han permitido a este centro pasar en cinco años de una tasa del 20 por ciento al 12,6. Pero, ¿en qué se basan estas iniciativas? Una de ellas, explica el director, es la llamada «reactiva», «en el momento en que el tutor detecta que el alumno se quiere marchar se sigue un protocolo de abandono, en el cual se le explica qué es lo que puede hacer antes de irse». «Ahora existe una mayor flexibilidad y se le puede encauzar para que siga con una parte de los estudios, aunque tenga que dejar otra» añade. De esta forma, «se intenta que el alumno se mantenga asociado al centro para que obtenga un título». La otra línea de acción se basa en buscar que el alumno se encuentre «a gusto» en el centro. Para ello estas instalaciones de Burgos desarrollan hasta 23 proyectos distintos que pasan por un servicio de publicaciones (un boletín trimestral, el anuario «Contamos» y la publicación «Emprendedores»), además de un taller de animación a la lectura y una Bolsa de Empleo, entre otros. «La clave es la motivación. Su objetivo: que el alumno sepa que el esfuerzo que va a hacer y lo que va a aprender le va a servir para algo y le puede resolver la vida».

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