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Por un puñado de votos

El posible regreso del PP balear al Gobierno dependerá de unos comicios que las encuestas prevén muy ajustados

JOSEP MARIA AGUILÓ

Los cambios de color político de uno u otro signo suelen decidirse en las principales instituciones de Baleares de una forma extremadamente ajustada; en ocasiones por apenas unos pocos centenares de votos, y todo apunta en estos momentos a que en los próximos comicios municipales y autonómicos de 2011 volverá a ser así.

Las últimas encuestas conocidas dan a entender que a partir de mayo el PP podría volver a gobernar en el Archipiélago, después de una legislatura en la oposición, y además por mayoría absoluta, sin necesidad de verse obligado, por tanto, a negociar y a intentar pactar con el partido bisagra por excelencia, Unión Mallorquina (UM), a diferencia de lo que ocurrió en el periodo 2003-2007.

Los sondeos también recogen un más que posible incremento de votos y de escaños para el PSOE balear, aumento que sin embargo no le resultaría en principio suficiente para garantizar que seguirá gobernando en el Ejecutivo autonómico, el Consejo de Mallorca o el Ayuntamiento de Palma, entre otras instituciones, ya que tanto su actual aliado, el Bloc, como el que también lo fue hasta el pasado mes de febrero, UM, podrían sufrir retrocesos electorales importantes en las tres instituciones citadas. En el caso del partido nacionalista podría, incluso, quedar sin representación en alguna de dichas instituciones.

La recuperación en intención de voto del PP no ha sido tanto por aciertos propios, como por la debilidad y la conflictividad interna mostrada por el tripartito —hoy bipartito— a lo largo de la presente legislatura, en una situación en la que Baleares ha vivido —al igual que el resto de España— la crisis económica más profunda de las últimas décadas.

Corrupción política

En cualquier caso, también es cierto que la actual legislatura se ha visto marcada en las Islas, y además de una forma muy importante, por los diversos casos de presunta corrupción que han sido desvelados, que en su práctica totalidad han afectado a ex altos cargos de UM y del PP, y sólo en un caso al PSOE.

A ello hay que añadir la «herencia» recibida por el actual presidente balear, el socialista Francesc Antich, en forma de un gran endeudamiento, procedente del Ejecutivo que presidió el popular Jaume Matas, que ejecutó macroproyectos de un elevadísimo coste y de una dudosa necesidad y viabilidad económica. Entre ellos el metro de la capital balear o el velódromo Palma Arena, proyecto este último que además está siendo investigado por la Fiscalía Anticorrupción y en el que se encuentra imputado el propio Matas, hoy en libertad bajo fianza.

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