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BARCELONA AL DÍA

ESTO TIENE PINTA DE ARREGLARSE YA

Toreros a hombros por las calles antitaurinas, ERC alabando a Aznar, Zapatero detrás de su pancarta... ¡País!

NADIE debe desestimar nunca la posibilidad de que verá aquello que es invisible, de que tocará aquello que es intocable y de que escuchará aquello que nunca pensó que fuera a oír.

Ver: a un torero que lo llevan a hombros desde la Plaza (recién clausurada) Monumental de Barcelona (ciudad antitaurina) hasta las puertas de su hotel. Tocar: las vuvuzelas con una pancarta de la UGT contra Zapatero sin que el columnismo de contraportada de El País se lo tome como algo personal, pues se ha puesto también detrás de la pancarta, o sea, como el propio Zapatero. Escuchar: Joan Ridao, portavoz de Esquerra Republicana en el Congreso, le pide a Rodríguez Zapatero que rectifique su reforma laboral y que demuestre el mismo talante y la misma cultura democrática que José María Aznar…

Ridao también citó a Felipe González, pero eso se lo pueden saltar porque lo que parecía imposible de oír alguna vez era que alguien de ERC se pusiera alegremente a subrayar la cultura democrática de José María Aznar; imposible, pero fácil de sospechar, pues ya lo dice el refrán, la copla o lo que sea: «… y vendrá otro que hará bueno a éste…». Y de lo dicho hasta aquí, lo único realmente serio es precisamente esto, la posibilidad de que el refrán siga su curso eficiente y dentro de poco nos venga otro que haga bueno a Zapatero, lo cual, visto el paisaje, no habría que descartarlo por completo.

Y una vez visto lo invisible, tocado lo intocable y oído lo inaudito, sólo queda pensar en lo impensable: que el presidente del Gobierno lanzara ayer, entusiasmado con su propia pancarta contra sí mismo, la impresionante invitación a un inminente encuentro para recomenzar el diálogo pendiente sobre la reforma laboral, sobre la que sólo han estado hablando durante años para llegar a la huelga general con la que nos regalamos ayer todos.

Pero, ¿qué hay en esto de impensable?, ¿que Rodríguez Zapatero vaya hacia allí poco antes de venir hacia aquí?…, ¿que el presidente del Gobierno diga lo que no va a hacer o haga lo que no dice?…, ¿que Zapatero se haya convertido ayer en sindicalista?… No, lo impensable no es lo que diga este hombre que ya lo ha dicho todo y lo contrario, sino que sus ministros alguna vez coincidan entre sí y con él, y ayer, ni Elena Salgado, ni Fernández de la Vega, ni mucho menos Celestino Corbacho sabían de cierto a que portería tenían que atacar, si a la de los sindicatos, si a la del PP o si a la suya propia.

El presidente del Gobierno necesita hacer urgentemente una reforma en su gabinete; tiene que abrir un ministerio ya, y el nombre de su titular está claro: Groucho Marx.

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