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Venezuela: freno y marcha atrás con Bogotá

La muerte del líder militar de las FARC y las legislativas congelan las relaciones entre Chávez y Santos

ludmila vinogradoff

Las relaciones entre Caracas y Bogotá van al son del vallenato, un ritmo pegajoso de la costa caribeña colombiana, en el que las parejas bailan en un vaivén constante y no paran sino hasta que se sientan en la silla a descansar un rato. Las elecciones legislativas venezolanas y la muerte del jefe guerrillero «Mono Jojoy» de las FARC, forman parte de ese descanso o paréntesis diplomático.

Después de que el nuevo presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, se reuniera en agosto con su par venezolano, Hugo Chávez, en la ciudad colombiana de Santa Marta —donde murió el Libertador Simón Bolívar, ante quien pactaron reanudar las relaciones rotas—, la ofensiva diplomática y comercial de Bogotá ha sido acelerada para recuperar el tiempo y espacio perdidos del mercado venezolano, que en 2008 había alcanzado un intercambio de más de 5.196 millones de euros.

Pero las elecciones legislativas venezolanas generaron cierta desaceleración o freno a este impulso bogotano, debido a las expectativas políticas creadas. Hay unos cuatro millones de colombianos residentes en Venezuela y sus hijos representan el 11 por ciento de los 17,5 millones de electores inscritos en el Consejo Nacional Electoral.

El programa de radio de mayor sintonía en Venezuela se llama «Vallenato» y se emite en frecuencia de AM, escuchado principalmente por los colombianos.

Para Beatriz de Majo, internacionalista y especialista en temas colombianos, el voto de los hijos de colombianos —casi dos millones— tiene influencia y peso específico en estos comicios. «No votan por Chávez porque no ha parado de atacar al gobierno colombiano. Y eso duele y le pasan factura».

Los colombianos, especialmente los de la frontera común de más 2.200 kilómetros, se han beneficiado con las políticas chavistas porque han asfixiado al sector privado nacional y han reforzado la burocracia. Ahí entonces se posicionan los empresarios colombianos. En ambos lados de la frontera común el contraste es visible y palpable. Por el este colombiano la bonanza y por el oeste venezolano la depresión. Colombia ha dado cobijo a gran parte de los 20.000 técnicos e ingenieros venezolanos despedidos masivamente por la huelga en el 2004 de la estatal Petróleos de Venezuela.

«No sigan matándose»

De Majo dijo a ABC que Chávez tampoco ha reaccionado con la muerte del jefe de las FARC como se esperaba ni siquiera en términos diplomáticos. «Todos los países han felicitado a Santos por este triunfo en la lucha contra la narcoguerrilla menos el mandatario venezolano». Refirió que Chávez apenas mencionó el tema indirecta y tangencialmente: «Espero que los colombianos no sigan matándose», dijo en alusión a la muerte del jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.

El senador colombiano Efraín Cepeda Sarabia, miembro del directorio nacional del Partido Conservador, dijo a ABC que apuesta por la transparencia y el equilibrio en el nuevo parlamento que van a darse los venezolanos, que «en estos últimos cinco años ha dominado el oficialismo».

«Pase lo que pase aplaudimos la realización de estos comicios. Es sano para la democracia que la Asamblea Nacional venezolana sea plural y deje de ser monocolor. Es importante que la Mesa de la Unidad Democrática participe y busque acuerdos para la realización de las primarias de cara a las presidenciales de 2012», recalca Cepeda.

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