SAVATER presenta su enésima letanía ética en Las Ventas, una TV comercial anuncia tertulia de filósofos, y Guardiola, el «míster» que presume de orinar colonia, es elevado por el columnismo zen a la categoría de Zubiri mediático, cuando Zubiri nunca frecuentó los medios, que sólo una vez se sentó a escribir para un periódico, y fue en ABC y para hacerlo de Ortega, que así eran las cosas del divino Luis Calvo.
Y en el Gobierno tenemos a Gabilondo, un profesor de metafísica que presume de planchar camisas.
Todo indica, pues, que Karl Kraus llevaba razón al decir que, cuando una cultura siente que su final se acerca, manda a llamar a los curas. El final de nuestra cultura parece próximo (Belén Esteban, la Hipatya de San Blas, cuna de Julián López, superaría hoy en diputados al Partido Comunista), mas como la Asociación de Teólogos y Teólogas Juan XXIII no nos dejaría llamar a los curas, llamamos a los filósofos.
—¿Y qué opina de la subida del IRPF a las rentas altas Víctor Gómez Pin, que es «docteur d'Etat» por la Sorbona?
No lo sabemos, pero el Servicio de Estudios del BBVA alerta de una fuga de talentos, es decir, de filósofos, que es el único oficio con que podemos competir, aunque uno sea un poco escéptico sobre la influencia de los filósofos en la vida real.
Lo discutí el otro día con Jorge Bustos, «jovezno» periodistil provisto de una cultura y un humorismo que dan rabia a los bobos. Habíamos ido a Piedrabuena para ver al Cid con los «tornays» (ya lo habíamos visto en Bilbao con los «victorinos», como hoy lo veremos en Sevilla con los «alcurrucenes»), y sacó Jorge a relucir el nombre de Espada como ejemplo de intelectual influyente. Entonces interrumpí en el bar una acalorada discusión de lugareños en sobremesa de judías con perdiz y «revientalobos» sobre qué torero es mejor, si Julián López o el Niño de Leganés, y pregunté: «¿Ustedes conocen a Arcadi Espada?»
—¿Qué? ¿Quién?¿Ése no iba de banderillero con Mario Cabré? —dijo el menos perplejo de los tertulianos.
Las izquierdas, en fin, tienen a Paramio, a Valdano, a Guardiola... Las derechas, en cambio, no tienen filósofos, sino revistosos del puchero que plantean la política como una pelea entre Joselito y Belmonte: Casandras de «after hours» dedicadas a repetir lo malo que es Zapatero, pero sin la gracia de Poch cuando cantaba «inmersión en la pecera/ inmersión en mi pecera/ inmersión en tu pecera/ ¡listos...! para la inmersión».
Su argumento, además, tiene un fallo: si Zapatero, siendo tan malo, siempre gana al que les paga, ¿cómo será el que les paga, que siempre pierde con Zapatero?
