Héctor Alterio: «El talento no tiene sexo»

El actor no se ha cuestionado o ha hecho distingos al ser dirigido por un hombre o una mujer y deja a un lado lo de añadirles a ellas «una mayor sensibilidad», «la frase está muy sobada –aduce-. El talento no tiene sexo. Se tiene o no se tiene. Nunca he notado la diferencia, de Pilar Miro a Daniela Fejerman e Inés París, el resultado de la historia que cuenten llevan su propio sello . En mi filmografía existen muchos trabajos firmados por directoras españolas y argentinas».

Entre sus vivencias más o menos cercanas hay nombres que hoy son actualidad y ha trabajado con ellos, tal es el caso de Achero Mañas o el consagrado Javier Bardem . De Mañas destaca el boom de «El Bola» y alaba su nuevo estreno, «Todo lo que tú quieras». Le califica como un director de actores formidable «y siento pasión por su constante afán de superación». A Javier le conoció rodando «El detective y la muerte» (1994), de Gonzalo Suárez. «Filmamos en Polonia. Se le veía con una solidez total. Creo recordar que aquella cinta era uno de sus primeros compromisos de envergadura y ya se adivinaba su futuro. Me di cuenta cuando doblamos en Madrid, en cómo cubría espacios sonoros con la solidez de un veterano ».

Es sabido que los cortometrajes propician la posibilidad de que alguien que desee formar parte del mundo del cine pueda llegar a conseguirlo, no sin dejarse la piel a tiras . Alterio es uno de los grandes que acude a este formato entre película y película. Allá por 1959 ya rodaba «El hombre que vio al Mesías» en Argentina, «y desde entonces mantengo esa afición. Hay países que les dan más importancia que otros; de cualquier manera, como ejercicio y entrenamiento para después poder alcanza otros formatos de mayor responsabilidad, lo considero una labor importante. Para los actores, una pieza clave para su afinamiento. Me divierten mucho, hay amor por conseguir realizarlos y entre el equipo la unión es palmaria , puesto que no es remunerable».

Está satisfecho con la labor realizada a lo largo de su vida. Hoy echa en falta historias como la contada por Eduardo Mignogna en «Cleopatra», «y eso que estamos hablando de 2003. El cine está perdiendo peso y busca nuevas salidas. No puedo augurar por dónde va a salir todo es cambio . La última película que he visto con mi mujer en una sala estábamos los dos solos».