«Sin palabras», dice Borja Thyssen extasiado después del desfile de Hannibal Laguna. «Maravilloso», apunta Blanca Cuesta aupada en unos zapatos del diseñador alicantino cuyo signo de distinción es un chute de amor y lujo. Y Blanca y Borja son todo Amor y Lujo. Sin palabras también nos hemos quedado muchos.
DE SAN BERNARDO
Bueno, a mí se me ocurren algunas. Empieza el desfile con veinte minutos de retraso. Un tiempo durante el cual alguien le hizo una entrevista a María José Besora, que no sé qué se le puede preguntar durante tanto tiempo. Pero sigo con el desfile. Las salidas eran casi individuales y con dos paraditas, la segunda al lado de Felipe Varela, sentado a la vera de Cuca Solana (a Varela se le distingue a millas por la gorra de visera gigante igual que a Eva Zaldívar, que también estaba, se la distingue por la melena).
Pero es que encima la cosa era interminable y lenta, que me recordaba aquellas veces que hacíamos carreras con la bici y ganaba el que llegaba el último (sin poner el pie, claro). A propósito de carreras (inciso), que estaba Fonsi Nieto en el stand de Cruzcampo Light y para venir de ver la luz blanca tenía muy buena cara. Fin del kit-kat. Los looks de Laguna también parecían repetidos. Quizá era un juego de variaciones con repetición o a ver si das con las siete diferencias entre un vestido de cóctel y otro. Ay, un fruncido de más. Por si eso no fuera suficiente, estaba yo en todo lo alto de la grada. Que no era cerca del cielo, que diría Deborah Kerr en «Tú y yo», sino cerca de los altavoces desde los que Dalila me estaba dejando sorda con su «Gigi L'amoroso». Fue, como siempre, un desfile muy cinematográfico y de elaborado peinado. Las modelos llevaban una onda entre teja de Zalacaín, flequillo de Suzy Menkes y el apaño de Cameron Díaz en «Algo pasa con Mary».
Luego, claro, llegó Roberto Torretta y su desfile se acabó en un pispás. Además contaba con la estupenda Nieves Álvarez señoreando por la pasarela. Y con tres salidas. Por supuesto, fueron debidamente aplaudidas por todo ese «front row» bien formado por Natalia Figueroa, Pascua Ortega o Ana García Siñeriz. Y también Mar Flores con mofletes prefabricados (¿quién le habrá recomendado que se toque y estropee la cara?). La primera salida, la que abrió el desfile, la hizo con una especie de gabardina amarilla. Mucho más mona que Catherine Deneuve en «Los paraguas de Cherburgo», dónde va a parar.