Elina Garanca, pasión española

Su metro ochenta de estatura, su melena rubia y sus ojos azules no le han impedido a Elina Garanca (Riga, 1976) convertirse en una Carmen de rompe y rasga. Admiradora de Berganza, Horne y Victoria de los Ángeles, «aunque la mejor Carmen para mí ha sido Migenes», asegura no mirarse en esos espejos: «Nunca he copiado a nadie. Yo hago mi propia Carmen». Durante la pasada temporada la mezzosoprano letona ha paseado este personaje por medio mundo, interpretándolo junto a Roberto Alagna, en el Met de Nueva York; Jonas Kaufmann, en Munich; y Marcelo Álvarez, en el Palau de les Arts de Valencia, este verano. Tres don José muy diferentes. Puestos a elegir, Garanca se decanta por el francés de ascendencia italiana, que a partir del 27 de septiembre estará en el Liceo de Barcelona interpretando de nuevo este personaje. «Es más cercano, le conozco más y por eso me resulta más fácil trabajar con él», justifica la mezzosoprano letona. «Roberto \[Alagna\] es un artista muy generoso. Sin embargo, a Kaufmann no le conozco tanto, aunque es un gran artista».

Su pasión por Carmen se extiende a la cultura y a la música española, como demuestra su nuevo disco, «Habanera» (DG), que saldrá a la venta el 28 de septiembre —junto al lanzamiento del DVD de la ópera de Bizet, grabada en el Met el pasado mes de enero—. En el disco, Garanca interpreta, junto a la Orquesta Sinfónica de la Rai, y bajo la batuta de Karel Mark Chichon (su marido), las dos versiones de la «Habanera» de Bizet, pero también partituras de Barbieri; canciones de Falla y de Montsalvatge; y una romanza de zarzuela de Chapí, entre otras piezas españolas. Junto a estas páginas ha incluido también obras de Balfe, Lehár, Ravel y Berstein. «Quería hacer algo diferente, y romper el cliché de la mujer rubia, pero también la imagen que se tiene de la música española. Quería acercarme más al Sur», indica. También se ha preocupado de la instrumentación —en el disco la acompaña el guitarrista José María Gallardo Rey— y de los textos. «La clave de este disco es la variedad. He buscado compositores de diferentes países que reflejaran la música española con diferentes estilos».

Amante de la zarzuela, le gusta incluir alguna romanza en sus conciertos, sitúa este género a la altura de la opereta, y no descarta abordar algún día un título completo. «Me gustaría hacer “El barquillero”, pero prefiero esperar hasta dominar el español. Es importante conocer el idioma para entender todos sus matices».

La cantante, que vive entre Riga y Benalmádena, «dependiendo de donde tenga el trabajo en cada momento», confiesa su amor por el flamenco, género que la deslumbró cuando vio actuar en Sevilla a Belén López. «Me encantó». También le gustan la Semana Santa y los toros, arte tan discutido durante los últimos meses y que ella defiende. «Cuando veo una corrida me transmiten mucha energía. Cada país tiene una tradición. En Inglaterra, es el teatro; en España, los toros; en Rusia, el vodka...», bromea. En cuanto a la decisión de Cataluña de prohibir la Fiesta Nacional, se sorprende. «Los toros forman parte del carácter español. Quitar esta tradición es como arrancarse una parte de sí mismo. Lo siento por el sufrimiento del animal —matiza— pero es fascinante ver el arte que aflora en el rejoneo. Cuando el hombre controla al animal». La cantante encuentra, además, ciertas similitudes entre el público de los toros y el de la ópera. «Si los toros no son buenos, los mandan al corral; en la ópera, si el cantante es malo, lo abuchean».

En España, de momento no tiene muchos proyectos. «Estoy en conversaciones con el Teatro Real, pero para más adelante, en 2015». Mucho antes, el próximo mes de febrero, cantará en el Liceo de Barcelona «Ana Bolena» de Donizetti. Con un repertorio centrado en Mozart y el bel canto, el horizonte de Elina Garanca es abordar el papel de Amneris en la ópera «Aida», de Verdi.