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Museo del libro

Los Escríbanez, unos guías «muy leidos»

mar gonzález

Cada libro encierra más de una historia. La que cuenta, la de su elaboración y la de la evolución tecnológica que ha permitido que el texto llegue hasta nosotros en uno u otro formato, del papiro al papel o la pantalla del ordenador. Los escolares burgaleses podrán conocer este curso la historia del libro y sus entresijos e, incluso, elaborar e imprimir sus propios diplomas participativos en una imprenta como la de Gutenberg.

El Museo de Libro Fadrique de Basilea, inaugurado el pasado mes de julio en la capital burgalesa, abre sus puertas este curso a los escolares burgaleses con el objetivo de despertar su interés por la letra escrita. Para conseguirlo cuentan con el apoyo de la «Familia Escribánez», personajes animados que acompañarán a los alumnos en los talleres adaptados a los distintos cursos y edades.

Esta instalación cultural promovida por la Editorial Siloé, recorre en cuatro plantas la historia del libro desde las primeras muestras de escritura hasta los modernos e-book. Además del espacio expositivo propiamente dicho, se han adecuado otros espacios próximos para poder realizar talleres didácticos y proyección de audiovisuales.

En todo caso, Rodrigo Burgos, director del museo, destaca que no se trata sólo de ver las piezas expuestas sino de despertar el interés de los alumnos por los libros. Para conseguirlo, la visita de cada grupo al Museo del Libro, comenzará en las propias clases de cada centro con el desarrollo de una actividad dirigida por el propio profesor al que se entregará un «maletín didáctico». En él se han incluido distintos soportes de la historia del libro, tipos de escritura y lenguas, materiales de escritura o formas de impresión.

Rodrigo Burgos explica que los alumnos podrán tocar las diferentes piezas del maletín, copias de algunas de las piezas expuestas en las vitrinas del museo, y experimentar con las texturas, pesos e incluso olores, del papiro, pergamino o papel. De este modo se pretende que se «familiaricen» con los contenidos que van a encontrar en el Museo del Libro.

En las instalaciones del museo se organizarán visitas adaptadas a cada nivel escolar y se han organizado diversos talleres de carácter práctico en el que los alumnos se convertirán en protagonistas. Entre otras cosas podrán hacer tablillas de arcilla con escritura cuneiforme, preparar marcapáginas de papiro con escritura jeroglífica, familiarizarse con los tipos de estampaciones de imprenta, conocer de manera divertida las partes de un libro, o realizar caligrafía medieval.

Imprenta de Gutenberg

Rodrigo Burgos destaca que uno de los principales atractivos que el Museo del libro Fadrique de Basilea pondrá a disposición de los niños es una réplica de la imprenta de Gutenberg. Los escolares de Secundaria y Bachillerato podrán conocer de primera mano cómo nació uno de los inventos que revolucionó la historia del libro y todos podrán utilizarla para hacer sus propias impresiones, incluidos los diplomas que acreditarán que han participado en los talleres del Museo del Libro.

De este modo, los estudiantes no solo utilizarán la imprenta de Gutenberg, a quien seguramente ya conocían, sino que emularán y descubrirán a Fadrique de Basilea, el impresor más importante de Burgos en el siglo XV que da nombre al Museo del Libro. De su taller salieron algunos de los incunables más afamados de este periodo, como la primera edición de La Celestina, y después de más de treinta años de trabajo, dejó tras de sí una importante estirpe de impresores a la que ahora se sumarán, al menos por un día, los escolares burgaleses.

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