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La era Mortier abre con nueva imagen y el Bolshoi al completo

Con la presencia de la Reina, hoy se estrena en el Teatro Real «Eugene Oneguin» de Chaikovski

EFE

SUSANA GAVIÑA

El 1 de septiembre el Teatro Real entró oficialmente en la «era Mortier», quien hasta entonces ha sido un invitado en la sombra (más o menos) que durante meses ha preparado su proyecto para el teatro madrileño.

Hoy comienza el curso, y lo hace con el desembarco del Teatro Bolshoi al completo: orquesta, coro y la producción de una de las grandes óperas rusas, «Eugene Oneguin» de Chaikovski. Con libreto de Konstantin S. Shilovski, está inspirada en la novela homónima, escrita en verso, de Aleksandr Pushkin. La programación de este título rompe con las tradiciones del Real, pues no abre con ballet, como nos tenía acostumbrados, y tampoco con una nueva producción operística —una regla no escrita pero que siguen muchos teatros—, dirigida por su director musical titular (en este caso no hay ninguno al que echar de menos).

«Con este título he querido crear una relación Madrid (Sur) y Moscú (Norte)», justificaba ayer el director belga en la primera rueda de prensa de la temporada, en la que se mostró «contento y un poco nervioso». En el encuentro, además de hablar —brevemente— de los tres títulos que encabezan la programación —«Eugenio Oneguin», «Montezuma» y «Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny»—, se abordaron otros aspectos del teatro que con Mortier parecen cobrar más protagonismo. La renovación y creación de nuevas publicaciones, entre ellas un nuevo periódico bimestral con información y entrevistas a los protagonistas de las producciones programadas; la renovación de la página web del teatro, el impulso del proyecto audiovisual, con la retransmisión de varios títulos, tanto a través de TVE (el homenaje a Plácido Domingo), como en internet («Iphigénie en Tauride») o a través de las salas de cine («Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny» y la Compañía de Antonio Gades); y el proyecto pedagógico, que se inicia la próxima semana con la ópera de Weill.

Espíritu de equipo

A parte de estos temas, Gerard Mortier

también quiso hacer una declaración de intenciones, señalando cuál iba a ser su «primera «tarea» como director artístico del Real: «Crear un espíritu de equipo, que se sienta el teatro como una familia, como sucedía con las compañías de Moliere, o de Shakespeare». Algo que, confesó, «nunca fue posible en la Ópera de París porque es muy grande». También quiso dejar claro que para él la música «es lo primero, y la excelencia comienza con la orquesta y el coro». Preámbulo para introducir a Andrés Máspero, nuevo director del coro, quien explicó la creación de la nueva formación, a cuyas audiciones se presentaron más de 500 personas de las que fueron seleccionadas 52 voces (entre ellas no está la de Sonsoles Espinosa, como dejó claro el director). Para los títulos grandes se contará con refuerzos o la colaboración de otras agrupaciones. El coro lo gestionará Intermezzo.

También hubo tiempo para hablar de la parte artística. En representación de «Eugenio Oneguin» de Chaikovski, que se estrena hoy con la asistencia de la Reina, estuvo el director de escena Dmitri Tcherniakov, cuya carrera está muy ligada a Mortier. Estrenada en 1879 en Moscú, «Eugene Oneguin» es la única gran ópera del repertorio ruso situado en esta ciudad. La producción que llega a Madrid fue realizada hace cinco años, sustituyendo así a uno de los montajes más clásicos e históricos de este título, «que se estrenó durante la guerra y se representó durante sesenta años». Constituida por escenas líricas, Chaikovski centró la historia en el personaje de Tatiana y no en Eugen, como hizo Pushkin. «La ópera es una unidad musical y teatral. Es un ejemplo de cómo la música va unida al texto. Es una de las que más me gustan», reconoció Mortier, que la programó también en París. Tcherniakov reconoció la «presión» que supuso hacer una nueva producción de este título «cuyos personajes son muy conocidos, así que yo quise contar algo más de ellos». En escena, una gran mesa que se convierte en el eje donde se desarrolla la historia: el desamor de Tatiana por Oneguin, un joven dandi, y el regreso de éste años después. El montaje provocó división de opiniones pero también que se agotaran las entradas. Al frente de la orquesta se situará Dmitri Jurowski. El 11 de septiembre se podrá ver en directo en una gran pantalla colocada en la Plaza de Oriente.

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