El PNV vuelve a echarse al monte
Los nacionalistas vascos aprovechan la debilidad de Zapatero para elevar su «factura» por los Presupuestos
MARIANO CALLEJA
¿Cuál será el precio que tendrá que pagar el Gobierno para conseguir el apoyo de los seis diputados del PNV a los Presupuestos Generales del Estado de 2011? Esa es la pregunta del millón, la clave que determinará si José Luis Rodríguez Zapatero cede ... ante los nacionalistas y continúa en el poder o, en esta ocasión, se niega a aceptar las exigencias del partido de Urkullu, que ha elevado el listón al saberse imprescindible para que al PSOE le salgan las cuentas en el Congreso. En ese caso, si el jefe del Ejecutivo no cede, su única salida sería el adelanto electoral.
El portavoz parlamentario del Grupo Vasco, Josu Erkoreka, ha dado una pista este fin de semana pasado sobre la «factura» que podría pasar su partido al Gobierno socialista para salvarle le legislatura una vez más. Según Erkoreka, el «eje básico» en torno al que girarán sus reivindicaciones está recogido en las 15 propuestas de resolución que los nacionalistas vascos plantearon con motivo del Debate sobre el estado de la Nación, el pasado mes de julio, y que fueron rechazadas en su mayoría (13 de las 15) tanto por el PSOE como por el PP.
El diputado Aitor Esteban, en la defensa de las resoluciones durante el debate en Pleno, confesó que el PNV quería «testar la voluntad real que tiene el Gobierno para emprender un diálogo profundo y llegar a acuerdos estables» con su partido. Y lanzó una advertencia: «Si alguien cree que estas propuestas de resolución son juegos florales, está muy equivocado». Su intervención acabó con un mensaje clarividente: «Si de verdad quieren pactar con el Grupo Vasco unos Presupuestos y una legislatura razonablemente estable por el periodo que resta, tendrán que mostrar más, mucha más voluntad que la exhibida hasta ahora». Dicho esto, emplazó a los socialistas al mes de septiembre.
El PNV pretendía con sus resoluciones que fueron rechazadas el reconocimiento «de la realidad nacional de Euskadi», la elaboración de un nuevo «marco jurídico y político» para esa Comunidad Autónoma y el traspaso de seis materias «pendientes de transferir según el Estatuto de Guernica», además de la oficialidad de una selección deportiva del País Vasco o la celebración de un referéndum en Treviño para su posible anexión a las provincias vascas. El Grupo Socialista presentó entonces 11 enmiendas para rebajar el tono de las reclamaciones nacionalistas, pero el PNV no tragó y mantuvo intactas sus exigencias.
En aquella ocasión solo salieron adelante dos resoluciones del grupo encabezado por Josu Erkoreka, de perfil político bajo: la incentivación de la máquina herramienta y el impulso de la Fuente de Espalación de Neutrones. Dos asuntos que preocupan al partido de Iñigo Urkullu, pero que desde luego serán secundarios en la complicada negociación que se avecina en las Cortes.
Regresa el «plan Ibarretxe»
Muchos vieron en los planteamientos del PNV en el último Debate sobre el estado de la Nación una vuelta al «plan Ibarretxe». Su propuesta de resolución más polémica fue la relativa al «marco jurídico-político que precisa Euskadi».
El texto, que fue rechazado con los votos del PSOE, PP, UPyD y UPN, decía: «El Congreso de los Diputados entiende que desde el reconocimiento de la realidad plurinacional del Estado Español y en orden a la consecución de una convivencia democrática de las distintas realidades nacionales y sentimientos de pertenencia que acoge en su seno Euskadi precisa de un marco jurídico-político del que se desprenda: 1. El carácter e identidad del Pueblo vasco como una realidad basada en la voluntad de sus ciudadanos conformada por vínculos sociales, históricos, económicos y culturales llamada Euskadi-Euskal Herria. 2. El respeto por las instituciones del Estado a las decisiones que sobre su futuro político adopte libre y democráticamente la ciudadanía vasca (...). 5. La incorporación de los acuerdos adoptados al ordenamiento jurídico tras su refrendo por la ciudadanía vasca».
Más allá de esta propuesta medular de los nacionalistas vascos, rescatada en las aguas revueltas de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Cataluña, el PNV aprovechó el debate político más importante del año para pedir las transferencias de competencias en materia de inspección de trabajo; en Formación Profesional, ocupacional y continua; sobre el Instituto Nacional de Seguridad Social y el Instituto Social de la Marina en el País Vasco; sobre políticas activas de empleo; y en la gestión de las prestaciones por desempleo, entre otras. Todo en un plazo máximo de tres meses.
Selección deportiva
El PNV tampoco desperdició la oportunidad para incluir otras reclamaciones clásicas. Así, quería instar al Gobierno —con poco éxito de momento— a promover las medidas legislativas necesarias para modificar la denominación oficial de Vizcaya, Guipúzcoa y Álava, y ajustarlas a su versión en euskera.
Además, los diputados nacionalistas vascos aprovecharon para pedir el traspaso a la Diputación Foral de Álava de los terrenos en instalaciones militares de Araca. Exigieron el reconocimiento, en un plazo de tres meses, de la presencia mundial de una selección deportiva vasca, y el fomento de su participación en competiciones internacionales, sean o no oficiales. En su lista de reclamaciones no olvidaron incluir una consulta popular sobre la voluntad de los vecinos de los enclaves de Treviño (Burgos) y Valle de Villaverde (Cantabria), así como una reducción en el número de menores extranjeros no acompañados acogidos.
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