«Lindsay Lohan no es adicta a nada». Así de claro lo han dejado los médicos que la están tratando después de hacer varios test y análisis a la actriz, que no muestra síndrome de abstinencia. Por eso pasará como máximo 30 días en rehabilitación, pero todo parece indicar que el principal problema que lleva a arrojarse a Lohan a las juergas, escándalos y alcohol, es su madre.
Como máximo 30 días. Eso es lo que han establecido los médicos como periodo de permanencia en rehabilitación después de que fuese declarada como adicta y condenada por una juez ingresar durante 90 días. «Lindsay puede haber tenido prescripción médica, pero no tiene ninguna adicción», explicaba una fuente.
De Lindsay se sabe que «ha sido desintoxicada, pero no tiene el síndrome de abstinencia, por lo que los doctores no creen que su problema fuese tan serio como parecía en un principio». Aún así, no hay que negar que la actriz sufre serios problemas.
«La única cosa que Lindsay sufre es tener dos padres narcisistas y ella intenta evitarlo enganchándose a gente destructiva y a los malos hábitos», explicaba un allegado a la actriz, no siendo el único que opina lo mismo.
Marty Brenner, un experto en adicción que ha trabajado con la familia Lohan en ocasiones anteriores, reafirma esa teoría: «Dina realmente me dijo 'Lindsay no tiene problemas, es una chica normal'. Dina necesita su propia terapia y dejar de vivir de Lindsay. Tiene que entender que lo que hace su hija no es normal».
De momento la actriz tendrá que esperar hasta el 25 de agosto, cuando un juzgado determinará si Lohan saldrá de la rehabilitación antes de lo previsto. Mientras tanto, recibe visitas de su novia, Samantha Ronson, «cuatro días a la semana».




















