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samuel l. jackson

«Mi papel favorito siempre es el último»

Puede con todo. Con dramas intimistas como «Madres e hijas» o con cine de acción como «Thor» y «El capitán América». De paso, le quita a Harrison Ford los records de recaudación

reuters

fabián w. waintal

A diferencia de Denzel Washington y Morgan Freeman, Samuel L. Jackson le agregó siempre un «color» especial a las películas de acción. Desde «Parque Jurásico» hasta la saga de «La guerra de las galaxias», «XXX» o incluso «Pulp Fiction», llevan su marca, su carácter, su talento. Y sin contar la segunda parte de «Iron Man», tiene el honor de figurar nada menos que en el libro Guinness de los Records de 2009 como el actor cuyas películas (sesenta y ocho) han tenido mayor recaudación: 7.420 millones de dólares (casi 5.500 millones de euros). Increíble pero cierto, le ha arrebatado el récord a Harrison Ford. Y la popularidad de Samuel L. Jackson es tan evidente que la gente se para en medio de Hollywood, todos los días, para hacerse una foto con él, aunque realmente el actor no esté...

—Justo al lado del Kodak Theatre, en el Teatro Chino, está el Museo de Cera con una estatua suya en medio de la calle. ¿Ha pasado por ahí? La gente lo puede ver sin tener que entrar ni pagar entrada.

—¿El Museo de Cera de Los Ángeles? No lo vi todavía. Pero sé que estoy en la calle. En Nueva York, también. Recibo llamadas por teléfono o mensajes de texto, con gente que me dice que no les devolví el saludo. Es increíble que tenga que decirles: «¡No soy yo, idiota! Es una estatua de cera». Una vez estuve parado al lado de una estatua parecida; la gente se sacaba fotos con ella sin darse cuenta que yo estaba ahí mismo, viéndolos.

—¿Además de haber estado al lado de alguien que no lo reconoce, cuál fue el encuentro más extraño que tuvo con un admirador?

—Es difícil de decir, pero seguramente tuvo que ser algún europeo, porque son los más agresivos. No los entiendo para nada, me piden que les autografíe una víbora o cosas así. Hace tres meses, el piloto del avión donde yo iba, que seguro que había visto la película de terror «Serpientes en el avión», le dijo a los pasajeros por la megafonía: “Sam Jackson está en el avión... Si ven algo caminando por debajo de sus pies, me avisan”».

—¿La gente todavía se le acerca tratando de recitar a la perfección algunos de los diálogos de sus películas, como «Pulp Fiction»?

—A todas horas. Ya me acostumbré. Tratan de recitar alguna frase o preguntan cómo llaman en París a una hamburguesa con queso. Y yo les digo que no sé, pero insisten diciendo que lo debería saber, por «Pulp Fictión». Y si te fijas bien en la película, la primera frase que digo cuando me lo preguntan es: «No lo sé». Y yo juego con eso, porque encuentro gente inteligente que se da cuenta. Me dicen todo tipo de cosas. Ni hablar de cuando voy al aeropuerto y paso por los rayos X... Siempre hay alguien que me pregunta si llevo una víbora dentro de la maleta.

—¿Cuál es su personaje favorito de todas sus películas?

—No puedo decirle si mi personaje favorito es éste o el otro. Normalmente, mi personaje favorito es el que estoy interpretando en ese momento.

—¿Es cierto que firmó contrato para recrear el personaje de historietas Nick Fury nada menos que nueve veces, en diferentes películas?

—Sí. Y es divertido. Va mejorando porque estoy trabajando más y más. Poco a poco voy estableciendo bien quién es. Ahora lo siento más real.

—¿Podemos saber cuál será la próxima película en la que lo veremos como Nick Fury, además de «Iron Man 3»?

—Sí. «Capitán América». Empezaremos el rodaje en cualquier momento.

—¿Ya leyó el guión? ¿Nos puede adelantar algo?

—No, todavía no. Pero voy a aparecer seguro. No me importa lo que hagan, yo voy igual. Necesito el cheque (ríe).

—¿Como actor, se toma todos los papapeles con la misma importancia, aunque uno como Nick Fury venga del mundo del cómic?

—Es mi trabajo como actor. Yo hice teatro y estoy acostumbrado a buscar la identidad de un personaje, estableciendo cierta relación para encontrar algo real en las emociones. Pero Nick Fury es mi lado infantil, como cuando yo solía ir al cine los sábados con amigos y, al volver a casa, pretendíamos que éramos los mismos que habíamos visto en una película. Y ahora me toca ser el que está en la pantalla, para que otro chico sea el que vuelva a su casa pretendiendo que soy yo.

—¿Necesita encontrar cierta verdad detrás de la ficción de un personaje así?

—Bueno, hay algo de verdad en todos los proyectos en los que trabajo. Está la verdad de «La guerra de las galaxias». Está la verdad de «Parque Jurásico». Y también está la verdad de Nick Fury. En cada trabajo hay que jugar con sus propias reglas de juego. A veces, hay que recibir las reglas de manos de alguien como George Lucas, pero hay que jugar igual.

—¿A la hora de ver cine, qué estilo de películas va a ver? ¿Alguna de habla hispana, por ejemplo?

—La semana pasada vi la película argentina que ganó el Oscar. Es muy buena. ¿Cómo se llama? ¿«El secreto de sus ojos»? Ese es el nombre. Es muy buena. La quise ver porque me había gustado mucho «Un profeta» y quería ver cuál era la película que le había ganado en el Oscar. Y cuando la vi, entendí por qué ganó, tiene una gran historia de amor.

—Morgan Freeman siempre se queja porque nunca protagoniza historias de amor y usted alguna vez dijo: «Ninguno de mis fans quiere verme en una escena de amor». ¿Todavía piensa igual?

—Ninguno de mis fans querían verme así... antes. Pero ahora tengo nuevos admiradores (Risas). Ya tuve un par de escenas con Juliette Binoche y hace poco tuve otra con Naomi Watts en «Madres e hijas».

—¿El rodaje de una escena de amor es tan incómodo como dicen?

—Imagínese: la última (con Naomi Watts) fue el primer día de rodaje. Y la verdad, así es mucho más fácil encontrar cierta química. Por suerte, ella era la que tenía que manejar la situación. Pero por lo general, hay que llegar y preguntar los requisitos... dónde te puedo tocar, dónde no te puedo tocar, lo siento si me excito, lo siento si no me excito (Risas). Es verdad, hay que disculparse.

—¿A estas alturas, hay alguna escena o personaje que tenga miedo de hacer?

—No, no tengo esa dificultad. Sólo me pregunto lo que puedo hacer, si me van a dejar hacerlo y trato de lograr que el personaje termine siendo mío y la gente piense que yo soy la persona indicada para el trabajo, porque a veces también tengo que convencer a ciertas personas de que soy la persona que quieren.

—¿El trabajo, como actor, más allá de los millones de dólares, es el mismo en una superproducción o una película de bajo presupuesto?

—Cuanto más grandes son las películas, más grandes son los «extras». Mejora el servicio de catering y el camerino es más grande, pero el trabajo se toma de la misma manera... espero. En las grandes producciones, como «Iron Man» o «La guerra de las galaxias», hay ciertas expectativas de superheroísmo impreso, por el cual no hay que preocuparse. Solo hay que ir y jugar como cualquier «pequeñín». Pero cuando una película tiene una historia sobre gente real hay que trabajar para que las personas, al verla, tengan sentimientos honesto y entiendan los maltices de cada relación.

—¿Quiere decir que hoy en día ya no le tiene miedo a nada?

—Al impuesto sobre la renta (Ríe).

—¿Y en el trabajo?

—¿En el trabajo? A veces tengo miedo cuando no tengo trabajo, cuando no sé lo que voy a hacer después de una o dos películas; tengo cierto miedo, pienso que es el final. ¿Habrán terminado conmigo? No soy como esos jovencitos vampiros... ¿Qué voy a hacer? ¿Tendré que trabajar con ellos? Esas cosas pienso.

—¿En qué momento de su carrera llegó a tener más dudas sobre su profesión?

—Cuando uno cae es duro levantarse, lleva tiempo. Le pasa a todos. Y supongo que a mí me pasó justo antes de «Fiebre salvaje», creo que ahí tuve mi caída, cuando fui a un centro de rehabilitación, para hacer todo lo que tenía que hacer, para levantarme y llegar hasta donde hoy estoy.

—Después de haber estado en tantas superproducciones de Hollywood, ¿le quedan algunos recuerdos en casa? ¿Guarda algo en especial de las mejores películas?

—Tengo mi espada láser Lightsaber de «La guerra de las galaxias». Y me quedé con lo que solían matar gente en «Jumper». Tengo cosas así, sí. Y si algún personaje lleva un buen traje en el cine, me lo quedo seguro. Es algo que especifico en mis contratos (ríe). Esos sí, no los llamo recuerdos, porque uso los trajes, no es «memorabilia». ¿Vio la chaqueta de la película «Shaft»? ¡Todavía la uso!

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