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El retablo mayor de Dueñas recupera su esplendor original

La Fundación Patrimonio Histórico entrega la obra tras diez meses de rehabilitación

RAÚL GONZÁLEZ

Los trabajos de restauración acometidos por la Fundación del Patrimonio Histórico en el retablo mayor de la iglesia de Santa María de Dueñas han sacado a la luz detalles muy significativos de la forma y los gustos a la hora de vestir de las clases adineradas del siglo XVI. Así lo puso de manifiesto ayer la coordinadora del equipo de restauración, Gloria Solé, quien aseguró que el retablo «constituyó en su día un fantástico muestrario de la vestimenta de la época». Ejemplo de ello son los restos de incrustaciones de piedras preciosas y perlas que han visto la luz tras la intervención.

El vicepresidente de la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León, Gonzalo Jiménez, hizo entrega ayer del retablo de La Asunción de la Virgen a la iglesia de Santa María de Dueñas, después de diez meses de trabajos en los que han participado cincuenta profesionales de distintos ámbitos del campo restaurador. La actuación ha supuesto una inversión de 470.000 euros, de los que el 75 por ciento corresponden a la propia fundación, y el 25 restante a a la parroquia de Santa María y al Obispado de Palencia. La restauración del retablo comenzó con la apertura de una cámara de ventilación para resolver el problema de humedades procedentes de la cripta contigua. Posteriormente el equipo de restauradores llevó a cabo la limpieza de la superficie del retablo y la desinsectación, ya que el conjunto presentaba daños importantes ocasionados por el ataque de insectos xilófagos. Por último, se trabajó en consolidar la estructura y la carpintería. Todo ello ha permitido recuperar la policromía original y dar color a las zonas donde había desaparecido. Este retablo es uno de los mejores en su género. Data del momento histórico de transición de la Edad Media al Renacimiento. Es, por tanto, tardogótico, y está tallado en madera, dorada y policromada. Se construyó entre 1510 y 1518 y está cuajado de tallas y relieves que muestran escenas de la vida de Cristo y de La Virgen. La labor

de escultura es obra de Antonio de Malinas y Giralte de Bruselas, y los ensambladores fueron Pedro Manso y Alonso de Ampudia.

Exposición

Una de las peculiaridades de la restauración del retablo es que los trabajos pudieron ser seguidos «in situ» por los vecinos y visitantes del pueblo, gracias a una plataforma que les permitió asomarse al taller donde trabajaban los restauradores. Gracias a esta iniciativa, más de 6.400 personas pasaron por la exposición instalada en la capilla contigua a la Mayor de la iglesia de Santa María durante los trabajos.

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