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La «dictadura» de la UPG provoca el goteo constante de históricos que dejan el BNG

Antón Tenreiro, histórico militante del municipio de Oleiros, se suma a los tres líderes coruñeses que han renunciado a seguir en primera fila o incluso como militantes de base del partido. «Radicalismo», «discurso simplista» o «mercadeo de listas» son sus acusaciones a la «U»

ABC

A. MARTÍNEZ/E. AMADO/E. PÉREZ

No tiene nada que ver con la escisión por la izquierda, acontecida el pasado año, de la facción Movemento pola Base. No. Es un goteo constante y pronunciado desde la derrota del marzo pasado, en la que líderes históricos abandonan la primera línea de batalla electoral (caso del teniente de alcalde Henrique Tello, en La Coruña) o incluso la militancia (como el último, el concejal Antón Tenreiro, de la población coruñesa de Oleiros).

Y otros que amenazaron con dimitir por la elaboración de las listas municipales, como Santiago Domínguez, en Vigo. El motivo es común: la pinza de la «U», la UPG de Francisco Rodríguez, hace inviable un proyecto realista para el nacionalismo en la Galicia de hoy.

La salida de Tenreiro acentúa la situación crítica que vive el BNG en la provincia coruñesa, procedencia precisamente del líder que en la actualidad está plantando cara a la hegemonía de la UPG, Carlos Aymerich. Antes del concejal, confirmaron su «desaparición» voluntaria de la primera línea baluartes como Xabier Iglesias en Cambre —junto a él, abandonaron otras seis personas, tres de ellas concejales—, o Xavier López en Betanzos. Más de lo mismo.

Tello abría la espita, en el mes de mayo, cuando en un acto público anunció que no repetiría al frente de la candidatura nacionalista a María Pita en las próximas municipales, un anuncio que el atribuyó a «motivos personales» pero que escondía el malestar de un sector del nacionalismo coruñés con la dirección frentista que controla la UPG. Poco después era el portavoz del BNG en Betanzos, Xabier López, el que anunciaba, el pasado 7 de junio, que lo dejaba para «no interferir en la elección del candidato» de las municipales de 2011.

En el caso de Cambre, Iglesias y los otros tres ediles nacionalistas achacaron su estampida a un «profundo desacuerdo» con la mayoritaria UPG, a la que acusaron de embocar un «proceso suicida» por sus «ansias de poder». Iglesias, primer teniente de alcalde del municipio y en la política municipal desde 1994, denunció que entre las prácticas de la «U» estaban «despreciar y desplazar a los mejores», «rodearse de adeptos y sumisos», y esconder la «falta de ideas y proyectos» tras un «discurso radical y simplista». «No vamos a entrar en el mercadeo de las listas municipales de Cambre», resaltaba. Incluso se quejaba Iglesias de que se habían inflado las listas de militantes de la formación liderada por Francisco Rodríguez, y a la que pertenece al actual portavoz nacional frentista, Guillerme Vázquez, para ganar peso en las decisiones de la comitiva local.

Tenreiro, por su parte, optó por la publicación de un artículo en el que mostraba sus desacuerdos con la UPG. «No debo de ser nacionalista cuando cuestiono las tesis emanadas del todopoderoso aparato político-ideológico y reniego de políticas endogámicas ni juzgo al resto de gallegos como enemigos o alienados por el sistema». «No debo ser nacionalista cuando defiendo que todos los gallegos y gallegas deben tener cabida en un proyecto nacionalista con vocación mayoritaria... No debo ser nacionalista cuando reniego de sectarismos arcaicos y de exclusiones defiendo una fuerza política abierta a toda la sociedad gallega y con vocación hegemónica», prosigue. «No debo ser nacionalista, pues no me emocionan las consignas ni me motiva esa disciplina que algunos confunden con la sumisión. No debo ser nacionalista por no entender que “lo que no está conmigo, está contra mí” o por tener amigos que no son nacionalistas ni piensan como yo. Porque si estos son los cánones del nacionalismo sería terrible... por eso sigo siendo nacionalista por delante de todo y quizás los que debieran repensar su nacionalismo sean otros. Tiempo al tiempo...», concluye.

Las listas municipales

La confección de las listas municipales en las siete ciudades gallegas —los grandes núcleos son, sin duda, el pastel más goloso de cara a la proyección mediática de los partidos— ya dejó a las claras la inflexibilidad de la UPG. Es Santiago Domínguez, ex secretario xeral para o Deporte y teniente de alcalde en Vigo, fue el único que logró escapar del rodillo. No lo tuvo fácil, ya que aunque venció con el 80% de los votos, afrontó durante el proceso un órdago con amago de dimisión incluido y cedió los puestos segundo y tercero de la lista olívica para Iolanda Veloso y Xabier Alonso, militantes de la «U».

El caso de Domínguez escenificó a la perfección el control del ala dura nacionalista sobre las listas para las locales de 2011, al tiempo que dejó en evidencia que la creación del partido «Máis BNG» por parte de Carlos Aymerich (ahora «Máis Galicia») no ha hecho mella en una UPG que por primera vez, y tras el congreso poselectoral a raíz del fiasco del 1-M, controla tanto el Consello Nacional como la portavocía nacional dentro del BNG.

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