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«Ya he trabajado bastante; ahora les toca a los jóvenes»

La polémica Encuesta de Mayores realizada hace unos días por el Imserso ha desatado el debate en la calle de trabajar más allá de los 65. Ampliar la edad legal no gusta, si acaso que sea voluntaria, algo que hoy día ya es posible

La Encuesta de Mayores realizada por el Gobierno ha dado mucho que hablar. Con la reforma de pensiones en ciernes, dicho estudio afirma que un 60% de los mayores de 65 años «es partidario de seguir trabajando más allá de la edad actual de jubilación». La cuestión es que para establecer dicha conclusión tomaron una muestra que representa al 0,03% de los cerca de ocho millones de personas que superan la edad de los 65 en España, es decir, sondearon a 2.535 jubilados.

Nos acercamos a un centro social, uno de los servicios asistenciales más conocidos por los mayores de 65 años, según dicho estudio. En el madrileño centro de mayores Esfinge, situado en el número 36 de la calle que lleva el mismo nombre, los presentes no dudan en dar su opinión al respecto. En las mesas, donde algunos comen y donde otros echan unas partidas de naipes, el convencimiento es compartido: «Sí, a la posibilidad; no, a la obligatoriedad de trabajar después de los 65».

Diferenciación de oficios Federico, un hombre de 86 años, toma la palabra: «Yo trabajaba de Policía y durante los años que estuve en el Cuerpo fui muy feliz. Si hubiera tenido la posibilidad de trabajar más allá de los 65 hubiera aguantado hasta los 70, pero no se puede comparar mi antiguo oficio con el de un peón de obra, una barrendero u otros trabajos más duros», comenta. Lo que este anciano rebosante de experiencia deja claro es que debería existir esa oportunidad «siempre y cuando haya trabajo para la gente joven». Al lado de su mesa, José, de 76 años, niega con su cabeza mientras oye la conversación: «Con cuatro millones de parados, que ahora den trabajo a los jóvenes. Yo ya he trabajado bastante en mi vida», sentencia indignado. José revela que trabajó desde los 12 años, la mayor parte de su vida en los tendidos eléctricos: «No perdono a mis padres que me sacaran del colegio para llevar dinero a casa. Antes nos echábamos al oficio pronto, ahora los jóvenes empiezan con 25 o 30 años», añade. Para José, la obligatoriedad «no conduce a nada bueno».

«¿Y por qué no lo adelantan, mejor a que lo atrasen?», dice una mujer en alto al hilo de la conversación mientras se lleva un pedazo de carne a la boca. «En cuestiones de trabajo es mejor no opinar. Lo importante es que no falte», añade su acompañante de mesa después de echar un trago de vino.Luis, de 76 años, considera que si hubiera oferta de trabajo en estos momentos, entendería que trabajasen los mayores de 65, «pero hay mucho paro», declara apenado.

«Siempre que se pueda, sí»

La actitud de la mayoría de los asistentes es seguir produciendo después de los 65. «A mí me tuvieron que jubilar a los 55 por enfermedad, pero hubiera continuado en algo más relajado de lo que me dedicaba», explica Luis, quien estuvo empeñado en la construcción de techos.

Cati, de 57 años, y Antonio, de 66, son un matrimonio que se dedica a atender a los mayores que acuden a la cafetería del centro Esfinge. Entre fuegos y sartenes, Cati afirma que no le importaría trabajar más allá de los 65: «Siempre que se pueda...», apunta. Su marido, Antonio, se jubiló a los 65, pero su inquietud por seguir activo le ha llevado a ayudar a su mujer durante media jornada en el centro social. Este hombre se dedica a servir a los clientes. «El que pueda trabajar, que trabaje. Es bueno para la salud y para la economía, sobre todo para lo último».

Antonio considera que continuar debe ser voluntario, además, señala, «habría que clasificar los trabajos y hacer una ley acorde al esfuerzo y la peligrosidad». Este hombre trabajó como soldador de máquinas durante 34 años. «La cuestión es que estamos hasta el cuello y se tendrá que trabajar por la negligencia de los gobiernos. Se ha despilfarrado mucho», comenta mientras sirve un café.

Felipe, de 63 años y prejubilado desde los 55, trabajó toda la vida en una orfebrería religiosa. «Hay mucha gente que se jubila antes echándole morro, morro», explica. Del mismo parecer es Isaac, de 83 años: «Hay mucho cuento. A mí me echaron de la empresa a los 60 prejubilándome, pero hubiera aguantado más», manifiesta este conductor con más de 45 años cotizados a la Seguridad Social.

El debate está más que servido y, por el momento, es una incógnita lo que ocurrirá con la reforma de pensiones que amenaza con ampliar la edad legal de jubilación por encima de los 65. Toca esperar.

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