Los peligros de los masajes «asiáticos» en la playa
Los fisioterapeutas advierten del peligro para la salud que supone ponerse en manos de personas sin ninguna cualificación
cristina garrido
«¡Masajeee, massageee, masajeee, masaggeee...!» Como un despertador, una mujer de origen asiático te despierta del plácido sueño en la hamaca de la playa que has elegido para descansar en vacaciones. Aceite corporal en una mano y un cartón con el dibujo del cuerpo humano ... en la otra, te ofrecen masajes de diez minutos por un "módico" precio que oscila entre los 10 y los 15 euros por unos 10 minutos. Le dices que no con el dedito, mientras ella sigue su camino despertando al resto de plácidos turistas. Y rezas para tener suerte y que encuentre a algún inocente que se deje «hacer» porque si no, a los cinco minutos volverá por tu zona con la machacona melodía: «masajeee, massageee». Un estrés.
A los que les resulta placentero dejarse hacer un masaje en la playa, también deberían saber que es peligroso. Estas personas de origen asiático que se hacen pasar por masajistas carecen de cualquier preparación profesional para realizarlo, además de que la higiene brilla por su ausencia. Lo mismo que te tocan el pie, te tocan la cara, y eso después de haber masajeado al vecino de sombrilla sin lavarse las manos. «En algunos pacientes hemos visto dermatitis por esta razón», asegura el fisioterapeuta José Santos, secretario general del Colegio Oficial de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid.
Los profesionales advierten de que estos «intrusos» de la fisioterapia no tienen ninguna formación, ni siquiera en su país de origen. «Dicen que tratan patologías, pero realizan una serie de movimientos que no tienen nada que ver ni siquiera con la medicina tradicional china». No hacen preguntas sobre la salud del paciente, ni conocen sus antecedentes, y ahí reside otro de los peligros.
«En pacientes con patologías previas, un masaje mal dado puede provocar tendinitis en el hombro, daños a nivel arterial en la zona del cuello, o fisuras en las costillas», advierte el especialista.
En Madrid, donde estos masajistas asiáticos tienen una gran presencia en las zonas más céntricas, improvisan la camilla en una simple silla. Hasta hace bien poco, al no existir una denuncia formal contra ellos, la Policía sólo podía multarles por ocupación ilegal de la vía pública, les deslojaba y requisaba los materiales, pero quedaban impunes. Hartos de la situación, el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid, en colaboración con la Policía Municipal de Madrid, ha decidido denunciar por vía penal a estos falsos masajistas por un delito de intromisión profesional y por poner en riesgo la salud de los ciudadanos.
En cualquier caso, como dijo este verano un sabio hamaquero: «la culpa de que estén por la playa la tienen los que pagan por los masajes». Está en nuestra mano. Sin cliente, no hay negocio.
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