política

PSOE y BNG reinventan en partidista el Día de Galicia

La oposición coincidió ayer de nuevo en reclamar la reforma del Estatuto, ahora con el argumento de que permitiría salir de la crisis

m. rodríguez

26/07/2010
Actualizado a las 13:42h.

Impermeables a las encuestas oficiales que evidencian la hegemónica oposición de los gallegos a más autogobierno, PSOE y BNG coincidieron ayer en reinventar en clave partidista el Día de Galicia para reclamar de nuevo la reforma del Estatuto de Autonomía. Insistentes los nacionalistas en la consideración de Galicia como Nación «sin apellidos», pese al Tribunal Constitucional, y más cautos los socialistas, aunque también empeñados en la necesidad de un nuevo texto estatutario «para salir reforzados de la crisis».

No fue la única similitud en la celebración de las formaciones que integraban el bipartito derrotado en las pasadas autonómicas. También copiaron sus discursos en lo que refiere a la exigencia de predominio del gallego frente al castellano en la Comunidad; en la equiparación entre autogobierno y bienestar y en las críticas prácticamente calcadas al presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo.

Hubo sin embargo diferencia en los matices, quizás por el tipo de acto elegido. El frente nacionalista repitió manifestación y escenario, en la compostelana plaza de Quintana de los Muertos, junto a la Puerta Santa, a espaldas del Obradoiro. En su intervención ante los varios miles de participantes que acudieron a la manifestación, el coordinador del BNG, Guillerme Vázquez, no fue tampoco capaz de desligarse del discurso de su antecesor, Anxo Quintana, y reiteró los ya manidos argumentos sobre la necesidad de impedir que Galicia se convierta en autonomía de Segunda División.

Segunda División

«Quien tenga la tentación de consolidar a Galicia en segunda división, que lo piense, porque no sólo traicionará a este país, sino que tendrá que explicárselo al pueblo gallego», apostilló el nuevo líder de la formación controlada por UPG, quien no dudó en arremeter contra el Tribunal Constitucional por su sentencia sobre el Estatuto catalán al asegurar que pretende «poner puertas al campo y negar la soberanía de las naciones, una realidad viva desde hace siglos».

En un tono mucho más intimista, como corresponde a la ofrenda foral anual ante la estatua de Castelao en Rianxo, el secretario general del PSOE, Manuel «Pachi» Vázquez, explicó que «galleguismo y socialismo» son los pilares fundamentales de su partido para la Comunidad. Ante un auditorio integrado por parlamentarios y dirigentes de su formación, argumentó que el actual Estatuto de autonomía «hoy resulta insuficiente para alcanzar el grado de autogobierno que nos permita estar al máximo nivel autonómico dentro del marco de la Constitución española».

Improbable consenso

El sucesor de Emilio Pérez Touriño hizo un llamamiento al consenso entre las tres fuerzas políticas parlamentarias para llegar a un acuerdo para la reforma del Estatuto «basado en el texto ya consensuado en el año 2007, pero adaptado a la última sentencia del Tribunal Constitucional». Obvió Manuel Vázquez tanto la imposibilidad de lograr un acuerdo entre PP y BNG, abruptamente separados por la inclusión del término Nación, como la decisión de Alberto Núñez Feijóo de aplazar el debate hasta alcanzar una situación económica más estable.

Tampoco pareció haber leído los resultados del sondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) que controla el Gobierno de su correligionario José Luis Rodríguez Zapatero. La encuesta, publicada ayer en este periódico, reflejaba que el 77,4 por ciento de los gallegos no demandan más autonomía, en consonancia con otros estudios en los que los ciudadanos evidencian su preocupación por la crisis económica, el paro y el terrorismo, y su distanciamiento de las polémicas identitarias.

Vázquez leyó una declaración en la que precisaba la apuesta del PSOE gallego por un nuevo Estatuto al que atribuyó propiedades como la de permitirnos «salir reforzados de la crisis», a las que se sumarían las de favorecer la modernización y el progreso, la calidad democrática, los derechos ciudadanos, el desarrollo económico sostenible y hasta la defensa del patrimonio natural y la igualdad de género.

Se trataría de virtudes casi taumatúrgicas, en palabras de un dirigente del PP, sólo comparables a los inconvenientes que atribuye el BNG al engranaje de Galicia en España. Ante los escasos 10.000 manifestantes que gritaron con entusiasmo consignas como «gallegos somos, gallegos seremos, por españoles nunca pasaremos», Vázquez arremetió contra el estado «centralista», al que atribuyó los problemas históricos de la Comunidad autónoma, con una referencia especial a los Reyes Católicos, a quienes atribuyó la operación de «doma y castración de Galicia».

Coincidentes en sus críticas a Feijóo, de nuevo los matices separaron los discursos de los Vázquez. El nacionalista, desinformado quizás por sus colaboradores sobre las múltiples declaraciones del titular del Gobierno gallego contra la discriminación a la Comunidad, los retrasos en las obras y la deslealtad generalizada del gabinete socialista, reprochó a Feijóo «no decir ni pío» (sic), ante los incumplimientos de Madrid.

En el mismo tono, Guillerme Vázquez olvidó mencionar el incondicional respaldo del BNG en los últimos ejercicios al Gobierno de Rodríguez Zapatero, cuando aprobó la mayor parte de sus proyectos de Presupuestos, para centrarse en recordar su alineamiento con el sindicato CIG en la huelga general contra la política económica del gabinete. Fue con todo una crítica con sordina en el generalizado tono partidista de una intervención que le permitió incluso dar con evidente anticipación el pistoletazo de salida de la campaña para las próximas elecciones municipales.