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desde el atlántico

Galleguistas y laicistas frente al Apóstol Santiago

Los galleguistas no sólo no celebraban en un día como ese al Apóstol, sino que algunos llegaron a decir que esta fiesta no era “para adorar a un ídolo o un fetiche”, que era tanto como menospreciar a Santiago

carlos ruiz miguel

El día 25 de julio, fiesta del Apóstol Santiago es también ocasión de un solemne acto de Estado en la catedral. Cuando Felipe IV estableció en 1643 a Santiago como único patrón de España, dispuso también que todos los 25 de julio se hiciera una ofrenda regia al Apóstol. Inicialmente, esa ofrenda consistió en mil escudos de oro, pero ahora consiste en una solemne petición.

La ofrenda al Apóstol expresa el agradecimiento regio a Santiago por haber traído la fe católica a España y sostenerla en sus luchas contra sus enemigos. No es cuestión de determinar si es históricamente cierta la aparición del apóstol en la batalla de Clavijo (fechada por la tradición en el año 844, pero por algunos historiadores en el 860). Pero el hecho cierto es que desde entonces, los cristianos que luchaban contra la ocupación musulmana de Hispania tomaron a Santiago como protector e invocaban su ayuda. La creencia de los guerreros españoles en su protección siguió viva durante la conquista de América y después. Desde las crónicas del rey Alfonso X el Sabio hasta las de Bernal Díaz del Castillo, Santiago Apóstol está presente en la conciencia colectiva hispana (lo que algunos llaman el «imaginario») como patrón indiscutible. Esa presencia se ha traducido en el arte, la expresión más genuina del pueblo: desde la literatura (con Cervantes) a la pintura.

Lo normal, lo sano, lo razonable, es que el 25 de julio se celebre al patrón de España y que la ofrenda regia sea lo más solemne posible. Pero… los últimos decenios de nuestra historia han sido crecientemente anormales, por no decir patológicos. El hecho es que galleguistas y laicistas van convergiendo en su tarea, suicida, de rechazo a la figura del Apóstol Santiago.

En 1920 los ideólogos galleguistas establecieron el «Día de Galicia» el 25 de julio que luego denominaron «Día da patria». ¿Por qué ese día? No dan una razón mínimamente seria. Es más, los galleguistas no sólo no celebraban en un día como ese al Apóstol, sino que algunos llegaron a decir que esta fiesta no era «para adorar a un ídolo o un fetiche», que era tanto como menospreciar a Santiago. Algunos llegan al delirio de querer sustituirle por Prisciliano, una figura herética y sin ningún papel en la conciencia colectiva como se evidencia en la ausencia absoluta de esa figura en las manifestaciones artísticas, que expresan con autenticidad las ideas de un pueblo. Claro que más patético es intentar transmutar a Santiago en patrón de Galicia omitiendo a España.

Ahora, el laicismo también hace su aportación para minar el patronazgo del Apóstol Santiago. La prensa filtró el mes pasado el borrador de la ley de «libertad religiosa», preparado por el ministerio a cuyo frente está el que algunos consideran candidato in pectore de los socialistas gallegos a la Xunta de Galicia. Ahí se establece que la presencia de una autoridad pública en «actos estrictamente religiosos», deberá hacerse «de tal manera que la presencia de una autoridad pública no suponga una quiebra de los principios de neutralidad y no discriminación».

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