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Mas recrimina a Montilla ser el «monaguillo» de Zapatero

La sumisión del PSC al PSOE da más munición electoral a Convergència y a Esquerra El PP acusa a los nacionalistas de ser cómplices de los recortes del Gobierno

I. A.

La visita de José Luis Rodríguez Zapatero a Barcelona ha dado nueva munición a los partidos catalanes para arremeter contra el presidente de la Generalitat, José Montilla, y su presunta sumisión al presidente del Gobierno. De «monaguillo» lo tachó el líder de CiU, Artur Mas, en el acto de aprobación de las listas de la federación nacionalista para las próximas elecciones autonómicas, mientras el portavoz de Ciudadanos (C's), Jordi Cañas, acusaba a Zapatero de venir sólo a mentir y el presidente de ERC, Joan Puigcercós, aseguraba que tras tanto trasiego estatutario Cataluña ya está «madura» para la independencia. Mientras, los socialistas celebraban un «sábado rojo» teóricamente de movilización partidista de cara a las elecciones, aunque el mensaje se fue entre defensas de Zapatero y ataques sus rivales de CiU.

«Se acabará la etapa en que un presidente de la Generalitat haga de monaguillo del presidente del Gobierno central» prometió Mas al Consell Nacional de CiU si él ocupa la presidencia catalana la próxima legislatura. «Somos una nación y hablaremos de tu a tu con el Gobierno de España», añadió por si no había quedado claro el giro soberanista emprendido por la formación en los últimos tiempos. Mas describió el segundo tripartito como «un naufragio total» y acusó a Montilla de llamar a Zapatero para salvarse del naufragio. «Como si las palabras de Zapatero ofrecieran credibilidad», ironizó.

El candidato nacionalista a la presidencia de la Generalitat insistió una vez más en la «vergonzosa» imagen ofrecida esta semana por el PSC al repudiar en el Congreso la declaración impulsada por Montilla en el Parlament, una humillación que CiU no va a dejar pasar fácilmente en estos inicios de campaña.

Mayordomo de Aznar

Los ataques de Mas tuvieron puntual respuesta en el portavoz adjunto del PSOE en el Congreso, Daniel Fernández —artífice de la resolución votada por los socialistas catalanes en la Cámara baja tras la negativa de Zapatero a secundar el texto de Montilla—. Fernández hizo acto de contricción con una encendida defensa de Montilla y advirtió de que el PSC no aceptará «lecciones» de quien «en su día fue el mayordomo de José María Aznar y ahora aspira a ser el ama de llaves de Mariano Rajoy».

El portavoz socialista recordó que la última vez que Mas formó parte del gobierno catalán —en los ejecutivos de Jordi Pujol—, mantuvo su cargo a cambio de que CiU apoyara en dos ocasiones a José María Aznar como presidente del Gobierno y de impedir la reforma del Estatut.

Mientras Fernández se ocupaba de responder al líder de la oposición, el presidente de la Generalitat se refirió de nuevo a la intensa semana de encuentros con Zapatero para paliar los efectos de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut e insistió en reclamar un mayor esfuerzo al Gobierno con «hechos y palabras» para reconducir el descontento catalán. Montilla reclamó reformas legales y traspasos, como prometió Zapatero el día anterior, pero advirtió de que «sobre todo es fundamental un cambio de actitud en el conjunto de las instituciones del Estado respecto a Cataluña».

Por su parte, la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, responsabilizó a CiU de apoyar los recortes de Zapatero tanto en infraestructuras como en políticas sociales. «La verdadera cara de Zapatero es la de la paralización de las obras y el recorte de las pensiones, y todo ello con la complicidad de CiU, que las critica con la boca pequeña». Camacho lamentó que Zapatero y Montilla «dejan la peor herencia, crisis y paro».

Ajeno a la guerra abierta entre CiU,PSC y PP, el presidente de Esquerra, Joan Puigcercós, se mostró convencido en Mallorca de que Cataluña «está madura para la independencia» y que el Estado autonómico está «fuera de juego». En plena euforia soberanista tras la manifesetación del 10-J, Puigcercós dejó claro que no dejará decaer ese ambiente ni permitirá que nuevas candidaturas independentistas como la de Joan Laporta le arrebaten un terreno que ERC considera propio. «El motor del país es el independentismo» aseguró, aunque«hay una España que no quiere ser cambiada».

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