Todo empezó en Los Monegros. Han pasado casi veinte años desde que Bigas Luna -¡qué ojo el suyo!- reuniera en la árida comarca aragonesa de Los Monegros a Penélope Cruz y Javier Bardem. Para ella era su primer largometraje después de haber arrancado en quinta marcha en la televisión; él ya había intervenido en algunas películas y series. Y a la sombra del toro de Osborne se conocieron, en un filme en el que se dedicaban lindezas del tipo: «¡Eres un guarro!» «¡Y tú una jamona!». Aquello fue, ya se sabe, el principio de una gran amistad.
Pero aquellos diálogos porcinos con sonido de tragaperras al fondo son ya historia, y no hay más que recordar las palabras que Javier Bardem le dedicó a Penélope en el último festival de Cannes, cuando recibió el premio al mejor actor: «A mi amiga, mi compañera, mi amor, te debo muchas cosas y te quiero mucho», fueron sus palabras, que rompían esa ruda imagen que Bardem parece haberse empeñado en construir en los últimos años.
Celestino
La luna de miel tendrá que esperar porque Pe está rodando «Piratas del Caribe»
Como reza el tópico periodístico, el rumor es la antesala de la noticia, y lo que se comentó primero en los mentideros pasó después a las revistas y los programas de televisión. Fotos granuladas y furtivas en un principio, fueron aumentando nitidez hasta que decidieron aparecer juntos y de la mano en febrero de este año, en la gala de los Goya; repitieron unas semanas después en los Oscar.
En Las Bahamas, en la intimidad de la casa de «unos amigos», como reza el lacónico comunicado de su agencia de representación, se han casado Penélope Cruz y Javier Bardem. John Galiano ha diseñado el traje de la novia y poco más se sabe de la ceremonia, a la que asistieron, únicamente, «familiares de la pareja», entre los que hay que contar a Goya Toledo, la amiga del alma de Penélope. La luna de miel tendrá que esperar, porque la actriz está ahora rodando la nueva entrega de «Piratas del Caribe». Pero estaría bien que hicieran una excursión a los monegros y allí, entre el sonido de una máquina tragaperras, se juraran amor eterno: «¡Guarro!» «¡Jamona!»




















