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La confianza en un estilo

España se presenta en la final después de recorrer un camino abrupto al principio y cada vez más cómodo a medida que avanzaba el torneo

JOSÉ MANUEL CUÉLLAR

De todo el sendero que España ha recorrido hasta el final, sólo ha habido un momento de duda: en los días anteriores al enfrentamiento con Alemania donde el poderío mostrado por los germanos sembró de incógnitas el camino español. Ni siquiera la derrota ante los suizos, por cómo se produjo, causó un trastorno excesivo, acaso una ligera inquietud Este ha sido el discurrir de España por el torneo y cómo ha evolucionado su fútbol.

España-Suiza (0-1). Un accidente. Lo pareció entonces y lo parece ahora mucho más. Un encuentro planteado de esa manera lo gana Suiza uno de cada cien, no más. Es cierto, que hubo problemas de circulación y, sobre todo, dificultades de penetración en la defensa suiza. Se atacó poco por las bandas y cuando se recurrió a ellas —Jesús Navas— fue tarde. No obstante, hubo mala suerte, en la portería ajena y en la propia, pues el gol recibido se produce después de tres rebotes, todos perjudiciales. De otra forma, habría sido complicado que los suizos, con el cerrojazo que metieron hubiesen marcado.

España-Honduras (2-0). Una recuperación lenta, pero notoria. El problema era levantarse de un golpe así, la primera en la frente. Pero lo mejor que hizo el equipo fue seguir siendo fiel a su fútbol. También hubo suerte pues la convalecencia se pasó ante el equipo más flojo del grupo, que nunca pudo arrebatar el balón a los españoles. El grupo de Del Bosque se empezó a aferrar a su tótem, David Villa, para salir de las arenas movedizas del primer encuentro. El delantero español marcó los dos goles y el equipo mostró una recuperación en todas las líneas. Honduras, no muy experto en la presión, ayudó a que todo el bloque adquiriera confianza y creciera. Jesús Navas fue la novedad en el once y algunas críticas llegaron por un presunto cambio de planes a deshora en el estilo de juego del equipo. Oídos sordos y a seguir jugando.

España-Chile (1-0). Uno de los partidos más complicados del torneo. Bielsa había estudiado bien al conjunto español y decidió llevar la presión arriba del todo, donde más daño podía hacer. Durante veinte minutos, el conjunto español fue puesto a prueba por la movilidad chilena, su actividad y su frenético acoso. Afortunadamente, a Bielsa se le olvidó poner a algún delantero para hacer daño, por lo que España pasó algún apuro pero sin llegar a materializarlo en gol. Fue una excelente prueba de fuego pues la defensa se curtió en la salida de balón, con Piqué ejerciendo de pasador en largo y los laterales combinando en corto para desahogar al medio campo. Un nuevo gol de Villa, muy oportuno, desbarató todo el partido. Chile se quedó con diez y de nuevo la circulación de balón, que es la máquina que más daño hace a los rivales, volvió a funcionar.

España-Portugal (1-0). Un excelente encuentro de los de Del Bosque. Los que siguen a la selección de cerca venían anunciando que una vez pasada la primera fase, el equipo sería otro, que se había quitado una carga de presión muy fuerte y que eso se iba a notar en el terreno de juego. Fue real. El alto porcentaje de posesión de balón anuló a los portugueses, que nunca pudieron hilar lo suficiente para conectar con un desesperado Cristiano Ronaldo, jugador que nunca apareció en el choque.

El encuentro sirvió también para ver la cintura de Del Bosque en el banquillo, cintura que evitó males mayores. A pesar del dominio español, Eduardo, el portero luso, lo paraba todo. La entrada de Llorente en el campo galvanizó a toda la escuadra española, fijó a los centrales y dio una vuelta de tuerca más al choque. Además, se comprobó que España tiene profundidad de banquillo pues el concurso del bilbaíno dio más opciones a Villa que, finalmente, hizo saltar por los aires la puerta portuguesa. Un partido más, un kilo más de confianza para lo que se venía encima: Paraguay, en cuartos de final.

España-Paraguay (1-0). Una buena piedra de toque porque los paraguayos fueron más de lo que aparentaban. Pero la mejoría de España ya era evidente. Aunque a Xavi todos los equipos le han dedicado marcajes especiales, muy pegajosos, la ayuda de Iniesta, el mejor del partido, fue vital para que el dominio español fuese de nuevo determinante. La entrada de Pedro volvió a demostrar que Del Bosque tiene reflejos. Una jugada entre el gran Andrés y Pedrito sirvió para que Villa hiciese historia pues era la primera vez que España pasaba a semifinales de un Mundial. Por medio, arbitrajes malos, como el del guatemalteco que hizo repetir un penalti a Xabi Alonso por nada. Al final, un triunfo agónico y la progresiva recuperación de Casillas que paró un penalti y volvió a ser El Santo. Con la llegada del portero, España ya estaba entera.

España-Alemania (1-0). Sin duda el mejor partido de La Roja ayudado por el pésimo planteamiento germano que, no sólo no atacó, sino que planteó un cerrojo sin presión a las líneas españolas, al contrario que había hecho Paraguay o Chile. Un cerrojo sólo por acumulación de hombres detrás del balón. Con metros y tiempo para respirar, más la posesión del balón, el baño de España fue inmenso ante una Alemania desconocida, temerosa y que sólo fue capaz de reaccionar cuando un portentoso salto de Puyol puso a los de Del Bosque por delante en el marcador. Un partido completísimo de España, muy parecido a la final de la Eurocopa, en el que mereció lograr una goleada.

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