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TOUR DE FRANCIA Otras veinte caídas en un puerto 1

Los ciclistas manipulan el Tour esperando a los Schleck

J. GÓMEZ PEÑA

SPA

El ciclismo está en manos de los ciclistas. Y los corredores cambian. Ya no son como antes. Tampoco el ciclismo. Ayer, tras veinte caídas en la bajada de un pequeño y húmedo puerto, el pelotón se frenó. Entró en la meta al ralentí, en protesta por el peligro. Regaló la etapa y el liderato a Chavanel e indultó a los hermanos Schleck, a los que esperó tras la ristra de accidentes. Algunos espectadores, calados de tormenta, les silbaron. Tienen memoria.

Ayer, en la segunda etapa del Tour, la que iba a la ciudad balneario de Spa, se vio otro ciclismo. La versión moderna. La carrera rodaba sobre asfalto de la clásica más vieja, la Lieja-Bastogne-Lieja. Chavanel era el más poderoso de la fuga. Tenía una cuenta pendiente: allí, en abril, casi se mata al partirse el cráneo contra un coche. Pero no iba a poder saldarla. Detrás, latía ya cerca el pelotón. La cota de Stockeu, uno de los templos de la «Lieja», esperaba con el descenso empapado. Cristal negro. Uno de los escapados, Gavazzi, fue el primero en caer. La moto que le seguía le imitó. Aceite y agua. Inmediatamente, el Tour se derrumbó a 30 kilómetros de la meta. Más de veinte caídas en el pelotón. En una de ellas se metió Contador.

«Estoy fastidiado. Tengo golpeado todo el lado derecho. No es el mejor día para caerse, en la etapa previa al pavés», contó luego en la meta de Spa. ¿Ciudad Balneario? No ayer. Spa también fue centro de operaciones alemán durante la II Guerra Mundial. Ayer tuvo más de eso. «En la bajada -agregó- era imposible no caerse. Me he ido al suelo en una recta, a sesenta por hora. En cada curva veía a otros caídos». Desplome total. «No se podía frenar», apoyó De la Fuente, uno de sus gregarios. Cuando la cota de Stockeu resquebrajó el grupo de los favoritos, la carrera prendió en llamas: delante iban Cancellara, Menchov, Kloden, Luis León Sánchez y Evans. A un minuto, Armstrong, Contador, Basso, Samuel Sánchez y Wiggins. A

cuatro, los hermanos Schleck, que perdían el Tour.

Entonces surgió imponente Cancellara, líder de todos y gregario de los Schleck. Ordenó calma. A esperar. Dispuesto a sacrificar su maillot amarillo en favor de Chavanel por rescatar a los Schleck. También se frenaron Menchov y Freire, pese a que su director les ordenó cuatro veces que tiraran. Nada. Pacto de no agresión. Cancellara gesticulaba. Hablaba con Pecheux, responsable de la carrera. Protegió a los Schleck y los salvó.

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