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Tú a Telecinco y yo a Antena 3

Las cadenas utilizan rivalidades y odios acérrimos entre famosos para su contraprogramación

ROSA BELMONTE

Los personajes más deseados por los programas de corazón varían según los romances, las broncas o los hijos adjudicados en sentencia. Ahora le toca a Ivonne Reyes estudiar ofertas (Pepe Navarro, el contrario, no ha sido usuario habitual de ese tipo de negocio televisivo). Ivonne, como Bebe en la cabecera de «Aída», puede cantar lo de «Ya era hora, ahora me toca a mí, harta de ir pacá y pallá con mi niño a cuestas y la casa colgando, ahora decido por dónde ando.» No es que la venezolana haya necesitado la resolución judicial en primera instancia para tener plaza fija en los platós, porque el asunto empezó cuando, a principios de año, contó su relación con el presentador en «Sálvame Deluxe» (volvió en abril). Pero tras el juicio por la paternidad de la semana pasada (y antes de la sentencia), acudió a «DEC». «Sálvame Deluxe» tuvo que tirar entonces de Esther del Prado, otra relación de Pepe Navarro (y ex mujer de El Bigotes para más currículo), señora a la que Ivonne había llevado como testigo a la vista. En el fondo, cuando se compite con lo mismo y sus variaciones sólo se araña y desgasta al contrario, pero no se destaca (véase «Qué tiempo tan feliz», lo de María Teresa Campos, contra «Cine de barrio» o «Al ataque chow» contra «El club del chiste»). Y lo mismo pasa con «DEC» y «Sálvame Deluxe». Esa vez, c on Ivonne Reyes, ganó el espacio de Antena 3 . Pero por poco. Igual que cuando gana el de Telecinco. Esa liga suele ser muy igualada. Luego está TVE, que va a su rollo y gana con películas o «josemotas». Los viernes por la noche o cualquier sobremesa de diario con sus imbatibles y encadenadas telenovelas. Se trató de contraprogramación pero de contraprogramación «low cost» porque lo ideal habría sido Ivonne en un lado y Pepe en el otro (el presentador había regalado unas palabras por la calle a su partidario Kiko Hernández tras la celebración del juicio). Pero lo normal es la asimetría . Si Julián Muñoz está en un lado, en el otro no está Isabel Pantoja sino probablemente Foski, el ex chófer para todo de la cantante («lavabragas», según Muñoz). Si en un lado está Belén Esteban, en el otro no está Jesulín de Ubrique. Ni siquiera María José Campanario (en carne presente, al menos). Quizá aparezca la tía de Jesulín. Puede haber coincidencia de temas pero los grados de cercanía del entrevistado con el asunto tratado pueden variar. Y no siempre se da el caso de que a mayor cercanía, mayor audiencia. Una noche, Ana Obregón fue a «Sálvame Deluxe» y José Luis Uribarri a «DEC». Los dos hablaron del polaco Darek, ex para una y novio de la hija para el otro. Pues bien, «Sálvame Deluxe» hizo su peor marca y «DEC», la mejor. Los misterios de la tele. Por otro lado, es verdad que, salvo en el caso de Ivonne Reyes, que no tiene especial querencia y que mantiene vivo el espíritu de «Todo por la pasta» (aquel programa que hizo con un Sancho Gracia de manos largas), hay una especie de «Tú a Boston, yo a California» (tú a Telecinco, yo a Antena 3) ya sea personal o por poderes. Isabel Pantoja no es precisamente partidaria de pisar Telecinco. Tampoco es que vaya a ir a «DEC» (ya tiene ahí a Chelo García Cortés, de su staff mediático, pandilla de fieles amiguetes que completan Luis Rollán y Raquel Bollo en Telecinco). Pero no tuvo inconveniente en acudir como madrina al estreno de «Quiero cantar», el ya desaparecido «talent show» infantil de Antena 3. Mientras, en Telecinco suelen hacer buenas audiencias cada vez que dedican un programa especial a asuntos pantojiles (si en el título lleva las palabras «ambición» o «traición», el triunfo está casi asegurado). De hecho, Telecinco debería tener en nómina a Pantoja , dado el resultado que le da. Otro caso de contraprogramación es el que lleva a Antena 3 a tirar de María José Campanario (alguna entrevista en «Tal Cual» pero a distancia). Aunque ella misma, que tiene un staff unipersonal en Carmen Pardo, «la poco hecha», llamó una tarde de viernes a «Sálvame diario». Pero, sobre todo, habría que recordar aquella sobreexplotación de Jesulín de Ubrique en Antena 3, con tres programas en quince días. Con «36 horas en Ambiciones», con su concurso en «Pánico en el plató» o con su intervención en «Espejo público» (en este caso, gratis, que había paquete e hizo la gracia). Belén, por su parte, sirve para contraprogramar a sus contrarios o a cualquiera. Por ejemplo, al estreno del también desaparecido «La jaula» en la llamada «cadena triste» por los chicos de «Sálvame». El día que se estrenaba «La Jaula» la de San Blas soltó que se divorciaba (luego hubo reconciliación) y desactivó cualquier brote verde. Si el bombazo fue improvisado o no ya es otra cuestión. En cualquier caso, como dijo Mark Twain, lleva más de tres semanas preparar un buen discurso improvisado. La contraprogramación en sentido estricto quizá sea otra cosa. Es Antena 3 pasando a un jueves el último capítulo de la temporada de «El internado» para eclipsar el estreno de «Acusados». Y es Telecinco quitando entonces «Acusados» y colocando «Gran Hermano» en su lugar. O es unos años antes Telecinco emitiendo «Los Serrano» en lugar de «Hospital Central» para hacer la puñeta a «Aquí no hay quien viva» (con multazo para Telecinco). Pero también se contraprograma con personajes que van a contar su vida y miserias . O las de los demás. Que no sé a qué viene escandalizarse porque haya formatos televisivos para tal desahogo y entretenimiento cuando es una práctica literaria y cinematográfica perfectamente aceptada. Ahí está la poesía de Anne Sexton hablando de su regla. O Woody Allen. Como bien ha escrito Martin Amis en su crítica «El estilo de Joan Didion», lo objetable de «Manhattan» y «Annie Hall» es que Woody Allen «analice públicamente una aventura amorosa anterior, con su antigua amante, en la pantalla». Porque Dianne Keaton, la antigua amante, estaba entonces con Warren Beatty. Si Woody Allen se presta a esta vulgar autopublicidad no vamos a poner peros a Ivonne Reyes. That’s Entertainment, que dirían en Hollywood. Entretenimiento y diversión. Y en ese negociado el mayor puntazo lo dio «El intermedio» (La Sexta) cuando «El hormiguero» (Cuatro) llevó a Mel Gibson en su programa número 500. A ver, a ver, qué conejo nos sacamos de la chistera. Pues Falete («le caben el Titanic y Cristina Almeida empaná», se dijo en el programa). Ganó «El hormiguero», claro. Pero ¿y lo que nos reímos?

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