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Zapatero y el rap de Hayek y Keynes

Contra la crisis, que es un crisón, ahora mismo todo lo que tenemos es un rap, «El rap de Hayek y Keynes»

Día 26/06/2010 - 04.47h
LA crisis es un crisón, palabro que, más que escribirlo, hay que pincharlo con la pluma sobre el papel, como hacían los viejos maestros (Wenceslao y todos esos) con un insecto repugnante.
Contra el crisón, ahora mismo, todo lo que tenemos es un rap, «El rap de Hayek y Keynes», colgado en el yutube con subtítulos en español, para entretenimiento del perfecto inútil que habita la Casa Blanca (ay, esos complejos que le hacen mirar a los generales como quien va a comprárselos) y del inútil perfecto que habita La Moncloa (ay, esos complejos que le hacen mirar a los parados como quien va a comprárselos).
—Si los gobiernos no robaran... —refunfuña el populacho.
Uno no cree que, en general, los gobiernos sean ladrones, aunque alguno habremos tenido. Hay gobiernos serios y gobiernos gamberros, como el de Zetapé, que es de un gamberrismo trasnochado y MTV, es decir, gamberro a lo Beavis y Butthead, gracias a lo cual este gobierno ha podido liquidar las dos últimas caspas del franquismo: el despido indemnizado y la clase media (se han disparado los pobres, pero también los ricos). Mas el punto demodé de su gamberrismo es lo que lleva a los zapaterólogos a anunciar una «remodelación» del gobierno.
—¿De dónde habrán sacado mis compatricios esa remodelación aplicada a los reajustes, o acoplamientos, o nuevas articulaciones del gobierno? ¿Habrán querido decir «remoción», «renovación», «modificación», «transformación», «innovación», «cambios»...? —se preguntaba el Brocense, es decir, Luis Calvo, cuando los periodistas eran maestros del lenguaje.
Y ponía el caso de un mozo que en el Instituto de San Isidro se hizo famoso porque llamaba «enfisema» al «sofisma» («no de otro modo que aquí se confunde “remoción” con “remodelación ministerial”»).
El San Jorge que la democracia (más económica saldría la lotocracia de Roger de Sizif) nos deparó para combatir al crisón aprendió economía en dos tardes, si bien no carece de aliento: ahora se pasa la vida en el desván, rebuscando en los baúles como Mari Carmen con sus muñecos.
Primero, el muñeco de Gonzalón, «que habla él solo y todo el rato», con «esa profunda y conmovida sinceridad con que miente», que «le cambias el interlocutor y no se entera».
—El socialfelipismo, ya saben —dirá Umbral, el de la «bodeguiya»— es esta movida madrileña de banqueros, putas caras, opas hostiles, marquesas, export/import, solchagas, señores/Cuevas, corrupción y cacao maravillao.
Y luego, el muñeco de Don Boyer, Rumasa, «to pal pueblo», Pelayo en Venezuela, que te pego, leche..., que dice:
—España no es Grecia. Hay que acabar con los subsidios de paro.
España es Baden Baden.
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