Luis Fabiano se revaloriza gracias a sus «sombreros» y manos «divinas»
FRANCISCO
PÉREZ
FRANCISCO
PÉREZ
PELÉ dijo el otro día que el segundo gol de Luis Fabiano a Costa de Marfil tuvo la mitad de él y la mitad de Maradona, por sus artísticos «sombreros» —¡vaya tela el de copa que le encasquetó a su «compa» Zokora!— y las dos manos que le echó al balón para controlarlo, pero el que fuera genial delantero se quedó corto en las reminiscencias, porque el gol del ariete sevillista, además de la técnica suya y la doble ayuda manual del astro argentino, tuvo también mucho de San Pedro, pues Luis le negó por tres veces al árbitro que se hubiera ayudado con los brazos. El panoli del tipo se tocaba el pecho y se sonreía, mientras que Luisfa ponía cara de tonto, como la que clavaba Fernando Romay cuando le señalaban una personal.
A Luis Fabiano lo quiere renovar el Sevilla y fichar el Milan. Dos clubes con buen gusto, sin duda, porque lo elogiable del brasileño es su fútbol y no su cabeza. Pocos delanteros tan hábiles hay como él, pocos que aúnen oportunismo y capacidad de generar gol por sí
mismo. El Sevilla lo sabe y por eso, tras del trile que le hizo —o pretende hacerle— a la compañía con la que compartía los derechos, quiere retirarlo en sus filas, mientras el cuadro de Silvio Berlusconi se ha dado cuenta de que eligiendo al holandés Huntelaar en vez de al «canarinho», como les pedía su entrenador, hicieron un negocio más bien mamachicho.
No podía faltar en el gazpacho de noticias, rumores, media ración y ración completa de verdades, niño, la voz de José Fuentes, el agente del nueve, que decía ayer que su representado debía cobrar lo mismo que Drogba o Ibrahimovic. Me parece razonable su aspiración, porque de categoría andan parejos. Lo malo para Fuentes es que en presencia de Del Nido siempre termina reculando. ¡Mami, qué será lo que tiene el calvo!
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