BARCELONA
Sandro Rosell es el nuevo presidente del FC Barcelona tras su aplastante victoria en las elecciones celebradas ayer por el club azulgrana. Con el XX de los votos, Rosell tomará el relevo de Joan Laporta, que cierra una etapa en el club excepcional en lo deportivo pero llena de sombras en el resto de áreas de gestión.
Tras su abultada victoria, Rosell asume la presidencia de un club saneado en lo económico y extraordinariamente sólido en lo deportivo, donde la exitosa gestión de Pep Guardiola hace que el nuevo presidente deba ser necesariamente continuista en este terreno. Si sobre el césped hay consenso, también parece haberlo en cuanto al modelo de presidencia, sobre la que los socios se han pronunciado de manera clara a favor del candidato que más se ha posicionado en contra de Laporta, en lo que bien puede leerse como una amonestación a la politización y a las salidas de tono que han caracterizado el caso de su mandato.
Ahora, el aval que supone la gran diferencia de votos con el resto de candidatos y la altísima participación debería servir a Rosell para conjurar cualquier riesgo de fractura interna, en un club en el que sólo los éxitos deportivos han servido históricamente para frenar cierta tendencia al alboroto. El tono de la campaña, duro pero dentro de un orden, deben permitir al socio confiar en una gestión sin estridencias y en una oposición responsable aunque minoritaria.
Muy significativamente, y en una anécdota que el nuevo presidente no debería olvidar ante cualquier posible tentación de ejercer un papel muy intervencionista en lo deportivo, cuando Josep Guardiola acudió ayer votar fue recibido al grito de «¡presidente, presidente!», en la demostración de que el ascendente que tiene el técnico trasciende lo deportivo.
l encaje de Cruyff
El voto de Guardiola fue una de las fotos de una jornada que transcurrió sin incidentes, y en la que por el Camp Nou desfilaron ilustres socios como el ex presidente de la Generalitat Jordi Pujol o el ex mandatario azulgrana José Luis Núñez, que expresó su preferencia por Rosell.
El ahora más que nunca difícil encaje de Johan Cruyff —recién nombrado presidente de honor del clubpor Laporta—, el futuro del secretario técnico Txiki Begiristain o la gestión patrimonial con la pendiente reforma del Camp Nou, son algunos delos asuntos sobre los que deberá a empezar a trabajar ya el nuevo presidente. Rosell tiene para ello el aval mayoritario de los socios.
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