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La moción de San Agustín sale adelante entre gritos e insultos

Cuatro tránsfugas quitan la Alcaldía al PP. El nuevo equipo sólo gobernará 11 meses

MIGUEL OLIVER

Los siete brazos permanecieron en alto algo más de medio minuto. Rígidos, fuertes, decididos... Apuntando bien arriba. Eran los siete brazos que, en la votación, arrebataron ayer al PP la alcaldía de San Agustín del Guadalix. Estaba cantando. Hacía casi un año que los populares habían perdido la mayoría en el Consistorio. En mayo sufrieron la baja de otros dos concejales de la Corporación. Fue el detonante del cambio de Gobierno. La era de José Luis Pérez Balsera ya es historia. El nuevo alcalde, Jesús Sáinz, tiene sólo once meses para poner en marcha todo lo prometido y que, según él, ha tenido paralizado el anterior regidor.

La Casa de la Cultura del municipio acogió el pleno extraordinario para votar la moción de censura. No se pudo celebrar en el Ayuntamiento porque se encuentra en obras, aunque a juzgar por lo visto ayer, estará patas arriba durante mucho tiempo más. El futuro equipo de Gobierno llegó al local una hora antes de comenzar la sesión. Muy pronto ocuparon sus asientos los dos tránsfugas del PP, los otros dos ediles salientes del PSOE y los tres concejales de AISA. Extraña combinación política que a partir de ahora dirigirá el futuro de los más de 11.000 habitantes de San Agustín del Guadalix.

El alcalde saliente llegó un cuarto de hora antes. Su entrada arrancó varios aplausos de los simpatizantes. Pero cuando el centro cultural se vino abajo fue con la presencia de Francisco Granados. Gran parte del público se puso en pie para aplaudirle. Al secretario general del PP no le quedó más remedio que saludar varias veces. Su llegada dio comienzo al pleno. Los ánimos comenzaban a caldearse. Antes ya se había oído por el estrado algún «pandilla de sinvergüenzas» o «total, para once meses que van a durar». Nada comparable con lo que se vivió después.

Tomó la palabra Jesús Sáinz, motor de la moción de censura. «Estamos aquí gracias a sus merecimientos», comenzó. El ex edil del PSOE calificó la gestión de Balsera como una «prolongada y costosísima película de serie B». «Su etapa —dijo— ha estado compuesta por 1.903 días de Gobierno autista. Se ha burlada de este pleno al no hacer nada de lo prometido. Nulo diálogo, que ha tenido paralizada a esta ciudad durante tres años». Sáinz prometió eliminar los gastos de representación y bajarse el sueldo. «Ni las comidas ni las cenas de los concejales volverán a pasarse al Ayuntamiento. Y de los 62.000 euros que ganaba el anterior alcalde, voy a pasar a ganar 46.500».

El regidor saliente no le quitaba ojo. Si las miradas mataran ayer el párroco de San Agustín hubiera tenido que oficiar más de un entierro. Pérez Balsera habló de la buena situación económica del Consistorio y amenazó con las próximas elecciones. «Nos volveremos a encontrar con el compromiso de luchar por el futuro de San Agustín». Su rival no lo tenía tan claro: «Lo normal es que los dos no nos presentáramos a los comicios».

El «rifirrafe» político se trasladó a las gradas. Simpatizantes de ambos partidos cruzaron insultos, amenazas e, incluso, algún conato de agresión, lo que obligó a la Policía a desplegarse por las gradas para evitar que la sangre llegara al río Guadalix.

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