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Los saudíes abren sus cielos a Israel para bombardear Irán

El Departamento de Estado americano supervisa el acuerdo entre ambos países

LAURA L. CARO

CORRESPONSAL EN JERUSALÉN

A pesar de las mutuas tensiones entre Israel y Arabia Saudí, parece que la hostilidad compartida por ambos contra Teherán y su programa nuclear ha sido más fuerte. El diario británico «The Times» informaba en su edición de ayer que el Gobierno saudí ha acordado ceder a Israel un «estrecho corredor» en el norte de su espacio aéreo para un eventual ataque a las instalaciones atómicas iraníes. Siempre según el rotativo, el país árabe ya habría puesto a prueba sus propios sistemas de defensa antiaérea para comprobar ya que no se activarían al detectar los reactores judíos, y todo ello con el conocimiento de los Estados Unidos.

El contenido de este presunto trato ha trascendido tres días después de que el Consejo de Seguridad de la ONU impusiera una cuarta ronda de sanciones contra el régimen de Mahmmud Ahmadineyad. El presidente iraní, —que ayer conmemoró el aniversario de su reelección—, recibía con desprecio esa resolución catalogándola de «un pañuelo usado que hay que tirar a la papelera». De resultar estas sanciones inútiles, como lo han sido las tres anteriores de 2006, 2007 y 2008, es previsible que Israel incremente su presión sobre Washington para conseguir luz verde a un eventual bombardeo sobre los centros de desarrollo nuclear iraníes, al que hasta ahora se opone Barak Obama.

De acuerdo con una «fuente norteamericana en el área» citada por el «The Times», los cielos de Arabia Saudí están abiertos para ellos. Los gestores de la iniciativa habrían sido el ex primer ministro judío, Ehud Olmert, y el jefe del Mossad, que en 2009 se habrían reunido con sus homólogos de Riad para discutir el asunto. Como resultado, «los saudíes han dado su permiso a los israelíes para pasar por encima y ellos mirarán para otro lado — decía la fuente mencionada desde el anonimato—, y ya han hecho pruebas para asegurarse de que sus propios cazabombarderos no se vean mezclados y ninguno sea derribado. Todo esto se ha hecho con el acuerdo del Departamento de Estado (De EE.UU.)».

Otro informante anónimo, esta vez de Arabia Saudí, habría corroborado al mismo periódico los planes afirmando que el acuerdo y sus prácticas preparatorias son en los «círculos de Defensa del reino». «Lo sabemos todos. Les dejaremos pasar y no veremos nada», subrayaba.

Ataques altamente precisos La necesidad de precisión en el ataque ha impuesto la conveniencia de un bombardeo aéreo en el que Israel podría usar misiles Jericó III —con un alcance entre 4.800 y 6.000 metros—. Los cuatro principales blancos de un ataque en Irán serían las instalaciones de enriquecimiento de uranio de Natanz y Qom, los almacenes de gas en Isfahán y el reactor de agua pesada de Arak, objetivos a más de 2.250 kilómetros de Israel.

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