Feijóo: «Hasta en el PSOE se avergüenzan de “Pachi” Vázquez»

Al término del último Consello de la Xunta, el mandatario autonómico recordaba que él no tiene potestad para escoger las preguntas que se le formulan: «Simplemente trato de responder a las que un diputado, en representación de su partido, me hace. Pido disculpas, pero no puedo escoger. La responsabilidad es de aquellos que usan calificativos que en nada benefician a la política», reconocía pensativo el jefe del ejecutivo. En su alocución, insistió en el hecho de que el pasado miércoles no hubo un cruce de acusaciones, y tampoco simplemente palabras subidas de tono. «No podemos confundir datos contrastados y objetivos con opiniones de un diputado del que no sé cuál es su orientación o estrategia, pero me da la sensación de que hasta los propios socialistas están avergonzados de su actitud», aceptaba cabizbajo.

Nunca en una Cámara democrática había pasado algo como lo acontecido esta semana. El dirigente popular se negó a entrar al trapo y contestar «no soy un narco, y tampoco un cacique»; al contrario, echó mano de episodios probados documentalmente, en expedientes o actas de la Inspección de Trabajo. En su segunda ocasión, luego de la reunión semanal de su gabinete, reiteró lo dicho: «El actual líder del PSOE adjudicó por 40 millones, por contratación directa, expedientes de emergencia, por tanto, a dedo; el bipartito contrató en fraude de ley a doscientas personas a través del Consorcio de Servicios Sociales y el Tribunal de Cuentas abrió expediente en la adquisición de la sede de Sogama que él mismo tenía bajo su mando como responsable de esta Consellería durante el mandato de la coalición». Antes, en la Casona de O Hórreo, «Pachi» Vázquez le había soltado su retahíla: certificación en falso de una obra inacabada por la que está imputado el conselleiro de Medio Ambiente, Territorio e Infraestructuras, Agustín Hernández; condena por despido improcedente de una alto cargo de la cartera de Traballo; y las presuntas empresas que el jefe territorial de Medio Ambiente de Pontevedra, Evaristo Juncal, habría vendido a testaferros de narcotraficantes.