Jueves
, 10-06-10
El ex presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, anunció ayer en una carta que publicó en algunos diarios, que cumple 80 años y que, pese a agradecer las distintas iniciativas que había organizadas en este sentido, no quiere un «lógico» homenaje. «Hoy cumplo ochenta años», reza el artículo, en el que Pujol recupera una parábola que ya recogió en un libro que escribió a su paso por las cárceles franquistas y que tiene como protagonista, trasunto suyo, al «chico de la hondonada». «¿Por qué no he aceptado ningún homenaje? Porque soy como el chico de la hondonada», dice. La historia del «chico de la hondonada» es, a saber, la de un muchacho que vivía cómodamente en «un oasis en pleno desierto», pero que un buen día se aventuró a abandonarlo para alcanzar el mar. El zaratustra Pujol era consciente de los «peligros» del largo viaje, como «los bandidos escondidos entre las dunas», contra los que luchó «por una victoria todavía imposible» y le hicieron «descender a una hondonada profunda». Pero no fue una derrota. Porque el chico entendió «que el mismo camino hacia el mar era ya de por sí un triunfo: cada huella nueva era una victoria». Que al ver sus huellas marcadas sobre la arena «otros jóvenes del oasis se decidirían a salir del desierto». Llegados aquí, el chico «no pedía nada». «Y si una larga columna de chicos del oasis se pusiera en marcha y en su camino hacia al mar pasaran cerca de la hondonada, no sería necesario que se acercaran a saludarle. Ni a darle las gracias». Por eso Pujol tampoco quiere homenajes. Se los da él mismo.


