Treinta y nueve tortugas gigantes, híbridas y cuya especie se desconoce llegaran hoy a la Isla Pinta, la más septentrional del archipiélago ecuatoriano de Galápagos. «Jorge», el último quelonio de su especie y símbolo de la conservación de este Patrimonio de la Humanidad, tendrá vecinos 38 años después.

«Jorge», conocido como «El Solitario», fue rescatado en 1972. Ahora, es cuidado a cuerpo de rey en un centro de investigación en la Isla Santa Cruz, donde tiene su base de operación el Parque Nacional Galápagos (PNG) y la Fundación científica «Charles Darwin». Fue aquí donde crecieron el grupo de tortugas que repoblarán Pinta.

La cabra, introducida en la isla hace más de 40 años, ha sido una de las peores decisiones adoptadas por el hombre. Los 40.000 herbívoros que ya se contabilizaban en 2003 depredaron la flora de Pinta, reduciendo al mínimo el espacio de vida de las tortugas. Hace siete años se intentó erradicar la cabra del enclave natural. Y esta semana ha empezado la segunda etapa con la reintroducción de las 39 tortugas híbridas.

Diseminar semillas

La misión de las tortugas será diseminar las semillas de las plantas endémicas de la isla y, con sus grandes patas, abrir los espacios para que las plantas crezcan. Los quelonios liberados no son de la misma especie que la de «Jorge», por lo que los científicos intentan descubrir tortugas que coincidan con el perfil genético de las de Pinta. «Hasta ahora no hemos encontrado tortugas de Pinta para ponerlas aquí, sabemos que las tortugas de la Isla Española son las más parecidas», explicó a Efe Linda Cayot, investigadora de Galapagos Conservancy, una de las organizaciones científicas que interviene en el proyecto. «Si ponen tortugas de Española y las dejan por miles de años, van a evolucionar como tortugas de Pinta», concluyó.

Las tortugas híbridas fueron llevadas desde la Isla Santa Cruz en uno de los barcos del PNG, el «Sierra Negra» y fueron desembarcadas por varios hombres, que fueron sometidos previamente a cuarentena para evitar cualquier tipo de contaminación. Los quelonios portan en sus corazas unos dispositivos para su localización: serán rastreadas por satélite. Los animales fueron trasladados a la parte más alta de la isla y durante 60 días universitarios estadounidenses vigilarán todos sus movimientos.