El corazón humano, al desnudo
Los médicos se dan cinco años para tener el primer corazón biológico artificial. De momento, se cuenta con el «molde» perfecto para hacerlo
Nunca antes se había dejado al desnudo un corazón. Para obtener el armazón, el corazón se sometió a un «lavado» con detergentes biológicos. De izquierda a derecha, el corazón original; el segundo día, empieza la limpieza, al tercer día, sin sangre ni rastro de células, ... Como si a un edificio le eliminan todo salvo los pilares y vigas que lo sustentan
«Hoy esto ya no es una quimera», aseguraba ayer el cardiólogo Francisco Fernández-Avilés en la reunión internacional de Terapia Celular e Innovación Cardiovascular celebrada en Madrid. Lo decía con convencimiento, con el aval que le daba el tener en sus manos el éxito de un experimento aún caliente. Su equipo, en colaboración con la Universidad de Minessota de Estados Unidos, acababa de crear la primera estructura de un corazón humano. Ese armazón perfecto sobre el que construir un nueva bomba cardiaca con células humanas. Y también el primer paso para empezar a creer en ese futuro sin listas de espera para trasplante.
El «esqueleto» del que será el primer corazón biológico artificial se ha desarrollado a partir de un corazón humano, descartado para trasplante. Empezó a fraguarse el lunes a primera hora de la mañana y su transformación terminó el jueves por la tarde, horas antes de su presentación en el congreso de Madrid. El experimento consistía en eliminar todas las células del órgano para conservar únicamente la matriz extracelular, el andamiaje del corazón. Un proceso muy labioroso que se logra con una serie de lavados con sustancias que actúan como detergentes biológicos. Fernández-Avilés recordaba que «nunca en la historia de la medicina se había visto al desnudo la estructura del corazón».
Cuestión de recursos
Tampoco podía ocultar su entusiasmo Doris Taylor, de la Universidad de Minessota. «Hemos demostrado que podemos despojar por completo el corazón de todas sus células y dejar una estructura intacta. Ahora tenemos que repetirlo 20 veces y convencernos de que sabemos lo que hacemos», explicó durante su presentación. El siguiente paso será intentar repoblar el corazón con células humanas, como ya ha hecho el equipo de Taylor en ratones y cerdos. Entonces se tendría el primer órgano humano bioartificial. La estadounidense aventuró que podría ser una realidad en «tres o cinco años». «Todo depende de los recursos que se dediquen. Nosotros sabemos que es posible. No tenemos ninguna duda». Pero hasta la aplicación en pacientes aún queda un largo camino. «En el trayecto aprenderemos mucho del funcionamiento del corazón humano. Y antes de atrevernos a trasplantar un corazón completo, resolveremos muchos problemas creando con esta fórmula válvulas cardiacas o venas para bypass».
El que será el primer corazón biológico artificial tiene sello español. Además de la participación del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, el proyecto cuenta el apoyo de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) y el Ministerio de Ciencia.
El experimento tampoco es una prueba aislada. Con él se abre una línea de investigación experimental que reproducirá la mista estrategia en otros órganos: hígado, riñón, huesos y piel, dentro del proyecto que ha bautizado con el nombre de Sabio.
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