El 6 de mayo de 2009 la ministra Salgado acuñó la famosa frase que ahora suena a broma pesada. Reportaje de EMPRESA, dominical económico de ABC

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Sábado
, 08-05-10 a las 12
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Cuando el 6 de mayo de 2009, la ministra de Economía, Elena Salgado, se aventuró a hablar de brotes verdes en la economía española no se pudo imaginar que esa metáfora traería cola, que un pronóstico alentador dejaría paso a un nuevo desatino del Ejecutivo de imposible cumplimiento. Los «greenshots» que días antes viera el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Ben Bernanke, en la economía estadounidense, no han llegado a España doce meses después del atrevido anuncio; se han quedado sólo en brotes verdes fritos, como los tomates verdes de aquella película que narraba la fuerte amistad entre dos mujeres.
Los rumores, rumores son, pero el runrún ha vuelto a minar la débil credibilidad que tiene la economía española y el presidente Zapatero, un gobernante que a ojos de los analistas está paralizado mientras es pasto de la especulación que, activamente, alimenta la prensa internacional y que, sin pudor, apunta a España como la próxima economía en caer tras la griega.
Pero ¿cuál es la realidad económica a día de hoy? ¿Qué ha ocurrido un año después de que Salgado anunciara brotes verdes para la economía? Los «hechos» y no los «pronósticos» son los que han llevado a la economía española a peor. Tímidamente, España entra en la recuperación, pero la destrucción de empleo y el aumento del paro son alarmantes, la morosidad galopante, las compuertas del crédito siguen sin abrirse y las reformas, durmiendo el sueño de los justos, pendientes. No hay prisa ni para los sectores financieros y energéticos, ni para el mercado laboral, éste último a merced de unos acuerdos entre sindicatos y empresarios que no llegan; siguen en lista de espera dos años después.
A las puertas del abismo
A día de hoy, España es una de las economías más débiles del G-20, pese a que Zapatero no haya perdido la esperanza e insista en que ha comenzado el despegue. Delicada es la situación económica, que amenaza con llevar a España a las puertas del abismo, en el que ya ha entrado Grecia. Y aunque obvio es que España no es Grecia, real como la vida misma es que estamos en el vagón de cola, en ése en el que ya está instalado el país heleno y en el que podemos entrar con Portugal e Irlanda si no se toman medidas drásticas de reducción del déficit y se realizan reformas que convenzan a los mercados, alejen la especulación y con ello los riesgos de contagio de una crisis «a la griega», la que ha costado a España casi 10.000 millones de los 110.000 millones que han tenido que prestar la Eurozona y el FMI a Grecia.


