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MADRID. Los presos de ETA que purgan sus crímenes en Francia y España aseguran que desde ayer mantienen una supuesta huelga de hambre, sin precisar si se prolongará a lo largo de uno, dos o tres días, para reivindicar un «estatus político» y protestar contra la política penitencia que incluye la dispersión.

El ayuno supone, según los reclusos, un paso más en la cadena de protestas que comenzaron a principios de mes y que hasta ahora han consistido en encierros y no hablar con sus familiares. Si esas iniciativas han tenido un seguimiento escaso, según fuentes de Instituciones Penitenciarias, se da por hecho que el llamamiento de los cabecillas a no ingerir alimento tendrá una respuesta testimonial incluso entre los presos más duros, siempre dispuestos a paliar los efectos del aparente ayuno con membrillo y jamón. Desde hacía años, ETA ha organizado un calendario de protestas para sus reclusos entre enero y marzo. El fracaso de las convocatorias hizo que el pasado año desistiera de convocarlas.

Ahora, según fuentes de la lucha antiterrorista, la banda ha vuelto a organizar protestas en las cárceles, suavizando las exigencias de encierros y ayunos, para mantener la cohesión interna en base a unas reivindicaciones. Pero, según estos medios, la mayoría no las secundan, no porque requiera especial esfuerzo, sino porque después de muchos años de militancia y en prisión desprecian a los cabecillas de última generación.