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El descalabro interno de Rosa Díez

Con sólo dos años de vida, el partido UPyD no ha dejado de padecer convulsiones internas. La última, el abandono de la mitad de sus afiliados en Cataluña. Todos despotrican contra el «cesarismo» de la diputada

El descalabro interno de Rosa Díez

El partido de Rosa Díez, Unión Progreso y Democracia (UPyD) , está en cuadro. Sus cuadros, de hecho, han ido abandonando las filas despotricando contra el «autoritarismo» de la «lideresa» y quejándose, como punto en común, por la falta de «ejercicio de democracia interna» entre sus miembros y por la brecha abierta con los principios que debían sustentar la formación política e inscritos en su Manifiesto Fundacional. Golpe tras golpe, el mayor testarazo de efecto en el partido que enfrenta a detractores y afines a la otrora dirigente socialista se produjo el pasado mes de julio, cuando personas tan conocidas como el profesor Mikel Buesa y otros fuertes ideológos del partido dejaron la formación . Se fueron, pero antes dejaron sobre el tapete sólidas críticas hacia la cabeza visible del partido en el Congerso de los Diputados. La dirección de UPyD expendientó entonces a 14 «disidentes». El siguiente revolcón al bienestar del partido se produjo horas, incluso minutos antes de la apertura del primer congreso nacional del partido, desde que se constituyera en septiembre de 2007. Valia Merino Vallina era un líder de la agrupación territorial de Chamartín (en Madrid) y no contaba con una proyección suficiente ni dentro ni fuera de la formación como para poder hacer sombra a Díez, que revalidó su liderazgo el pasado 22 de noviembre con nada menos que un 81 por ciento de los asociados reunidos en el Palacio de Congresos de Madrid. Pero las formas no fueron las que todos hubiesen deseado. Merino y sus acólitos dieron voz a una acalorada bronca que habían protagonizado afines a Díez por haberse reunido en el mismo recinto «sin autorización». Como si de un encuentro clandestino se hubiese tratado, partidarios de Merino estallaron en rabia. Ayer se supo que UPyD había iniciado un expediente informativo contra quien encabezó la lista la alternativa a Díez. ¿La razón? Indagar en una «reunión ilegal» de la agrupación de Chamartín, que pilota Merino. ¿No les suena?

Cientos de afiliados se van después del congreso

Lo cierto es que,

a las pocas semanas del congreso interno, cientos de afiliados renunciaron a seguir formando parte de ese partido

Y la última también sucedió ayer. No causó auténtica sorpresa conocer que nada menos que el 40 por ciento de los afiliados al partido en Cataluña dejarán de votar al partido de Rosa Díez. «Ha sido un gran desilusión para cientos de afiliados que se acercaron a esta formación política deslumbrados y esperanzados por las ideas de regeneración» iniciales, relatan. En un comunicado emitido por estos ex afiliados, señalan que «la regeneración democrática ha sido utilizada como mero señuelo para atraer votantes. UPyD apenas ha existido en nuestra Comunidad. No está presente en la calle ni en los medios de comunicación; no está desarrollado prácticamente ninguna acción política, mínimamente relevante; su militancia está abandonada, desilusionada y agraviada por el trato recibido por los responsables del partido en Cataluña . El órgano de gobierno en Cataluña ha demostrado una enorme ineficacia e incapacidad para movilizar, ilusionar a la afiliación y realizar la menor actividad pública y política propia de un partido con vocación de llegar a las instituciones».

Rosa Díez aspira(ba) a un diputado en Cataluña

Entre el grupo de 40-50 críticos catalanes que abandonan estas siglas se encuentran el ex portavoz de UPyD en Cataluña Juan Perán, la candidata por Barcelona en las elecciones generales de 2008, Susana Bernuy, el coordinador del distrito de Nou Barris, Francisco Garrobo, la portavoz en el Barcelonès Nord, Rosa Madrid, así como representantes de los comités locales de Ripollet, Martorell y Sabadell. Estos militantes hablan de que los principales dirigentes que vituperan esa Unión, Progreso y Democracia necesarios en España, «sólo están interesados en mantener a toda costa su cuota de poder».

«Cataluña no es más difícil que el País Vasco»

y ahí su partido consiguió un partido, según publicó ABC.

Ese desafío se presenta hoy algo más complicado con 50 militantes y decenas de simpatizantes más desencantados con un partido que, con sólo dos años de vida, se encuentra en perpetua convulsión interna.

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