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Ponga un Rembrandt chino en su casa

Ponga un Rembrandt chino en su casa

¿Cuánto cuestan "Los girasoles" de Van Gogh, "La ronda de noche" de Rembrandt o la serie de retratos de Mao realizada por Andy Warhol? En cualquier subasta de Christie´s o Sotheby´s valdrían millones de dólares y batirían récords de cotización, pero hay un lugar en China donde se pueden comprar por menos de 30 euros.

Se trata del barrio de Dafen , que se ubica en la megalópolis industrial de Shenzhen, en la provincia sureña de Guangdong. Una tras otra y de forma abierta al público, en sus calles se apilan las grandes obras maestras de la pintura: desde "La última cena" de Leonardo Da Vinci hasta el arte "pop" de Liechtenstein pasando por los paisajes venecianos de Canaletto. Evidentemente, son falsificaciones – "réplicas", prefieren llamarlas aquí –, pero lo cierto es que algunas de ellas están reproducidas con tanta fidelidad y maestría que cuesta distinguirlas del original.

Bienvenidos al barrio de los artistas de Dafen, donde se concentran unas 700 galerías y estudios en los que trabajan más de 5.000 pintores que, cada año, "producen" (en el sentido más industrial de la palabra) el 60 por ciento de los cuadros al óleo que se venden en todo el mundo. La inmensa mayoría, por no decir todos, son réplicas, ya que en China, el paraíso de las copias, era inevitable que también se reprodujeran las obras de arte.

Todo empezó en 1989 , cuando un avispado empresario hongkonés, Huang Jiang, recaló en Dafen con 26 pintores buscando un lugar tranquilo donde poder atender los pedidos de miles de cuadros que le hacían grandes superficies comerciales americanas, como Wal-mart. Entonces, Dafen era sólo una humilde aldea donde los campesinos cultivaban coles en las huertas a las afueras de Shenzhen. Desde finales de los 70, cuando se abrió a la inversión extranjera al convertirse en uno de los primeros lugares en aplicar las reformas capitalistas que han transformado a China, este pequeño pueblo de pescadores fronterizo con Hong Kong venía desarrollándose y creciendo a pasos agigantados.

Impulsado por este "boom" industrializador, que ha convertido a las provincias de la costa china en la "factoría global", Huang Jiang implantó en Dafen la producción en serie de obras de arte. Mientras en otros lugares se fabricaban televisores, frigoríficos, ordenadores y coches, aquí se manufacturaban cuadros siguiendo el patrón de las cadenas de montaje ideado por Henry Ford para su legendario modelo T. Con una filosofía claramente estajanovista, el empresario dirigía una planta con un centenar de obreros-artistas que se pasaban el día entero pintando por un sueldo mensual de unos 2.000 yuanes (200 euros).

"En esa cadena de producción, unos aplicaban los colores mientras otros dibujaban las formas. Nuestras vidas se reducían a pintar mucho, comer sólo un poco y dormir aún menos", recuerda Chen Ming, quien trabajó primero en la fábrica del arte de Huang Jiang y ahora regenta su propio estudio.

Nacido en la provincia de Anhui, este afable pintor estudió Bellas Artes y soñaba con alcanzar la fama, aunque fuera póstuma, de genios como Renoir o Toulouse-Lautrec, pero ahora sólo se puede dedicar a imitarlos. "Por supuesto que me gustaría pintar mis propias obras, pero de algo hay que vivir y esto es lo único que sé hacer", se resigna en su pequeña galería, en cuyos quince metros cuadrados se amontonan cuadros de Gustav Klimt y paisajes japoneses junto a desnudos femeninos y retratos de Marilyn Monroe o del presidente chino, Hu Jintao...

... Lee el resto de la historia en el blog de nuestro corresponsal en Pekín, " Tras un biombo chino ".

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