El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha señalado que «todo apunta» a que el secuestro es obra del grupo Al Qaida en el Magreb Islámico (AQMI). Rubalcaba advirtió de que por ahora no se puede decir nada con seguridad total, pero reconoció su temor de que «estamos ante un secuestro de islamistas radicales».
Actualizado Lunes , 30-11-09 a las 10 : 19
Un grupo de tres ciudadanos españoles de la ONG Barcelona-Acció Solidària fue secuestrado el domingo en Mauritania mientras transitaban por una carretera entre Nuadibú y Nuakchot formando parte de un convoy que transportaba ayuda humanitaria, según fuentes diplomáticas españolas y de la ONG. Hasta el momento nadie ha reivindicado los hechos.
La caravana de Barcelona-Acció Solidària había atravesado ya Marruecos y el Sahara Occidental antes de adentrarse en Mauritania, un país donde los problemas de inseguridad se han unido a la inestabilidad política en los últimos meses. El grupo, que se dirigía hacia Senegal y Gambia, iba distribuyendo ayuda por etapas. Los compañeros de los secuestrados hallaron un vehículo vacío con las puertas abiertas. Así lo relató anoche a este corresponsal Alex Recolans, uno de los integrantes de la expedición. Fuentes mauritanas añadieron que los asaltantes habían realizado disparos.
Escoltados por el Ejército
«Todo el contenido del vehículo estaba dentro. No habían robado nada», añadió Racolans. La Policía halló poco después huellas de neumáticos que se alejaban del asfalto. «Confirmamos el secuestro pero no sabemos nada de Al Qaida ni podemos todavía confirmar ninguna hipótesis». La presencia en territorio mauritano de células vinculadas al grupo fundado por Bin Laden cada vez preocupa más a los servicios de información de países europeos y Estados Unidos.
El convoy lo integraban un total de trece vehículos, entre camiones y coches, y unas 35 personas. «En un momento dado y por motivos que desconocemos, dos de ellos se separaron y fue ahí cuando fueron atacados y se produjo el secuestro», explicaron fuentes de la Oficina de Información Diplomática a ABC.
Las tres personas que se encontraban en paradero desconocido son Alberti Vilalta, Roque Pascual y Alicia Gámez.
El grueso del convoy esperaba a las 00.00 horas de anoche (una hora más en Madrid) en la carretera para emprender camino hacia Nuakchot. Se encontraban en un puesto policial a unos diez kilómetros del lugar de los hechos y escoltado por algunos miembros del Ejército mauritano. Un miembro de la Embajada española en ése país debía también llegar hasta allí para acompañarles.
Otros cinco miembros de la ONG acompañaban a agentes mauritanos en el lugar donde se produjo el secuestro para emprender la búsqueda.
Los responsables del secuestro son, según fuentes de las Fuerzas de Seguridad mauritanas citadas por la agencia France Presse, «hombres armados, tocados con turbante y que iban a bordo de un vehículo todoterreno». El suceso tuvo lugar a unos 170 kilómetros al sur de Nuadibú, principal ciudad del norte del país, según fuentes de la Gendarmería.
Hace un año uno de los máximos responsables policiales del país reconoció a ABC que apenas son capaces de controlar sus más de 2.000 kilómetros de fronteras «más o menos abiertas». «La región del Sahara y el Sahel es insegura, abierta e inestable, y se ha convertido en un refugio para terroristas y traficantes», dijo el comisario Mohamed Abdallahi Taleb Abeidi.
Nuakchot, la capital, y Nuadibú, primer centro comercial y pesquero, son las dos principales ciudades de Mauritania, un país de apenas tres millones de habitantes y en pleno Sahara. Los aproximadamente 400 kilómetros que las separan son el tramo de carretera más transitado del país. A lo largo de todo el camino hay al menos una decena de puestos policiales y militares, aunque casi sin medios.
En enero de 2008 el rally más famoso del mundo, el París-Dakar, que celebraba casi la mitad de sus etapas en Mauritania, tomó la decisión de suspender la celebración de la prueba en tierras africanas por la amenaza terrorista. Unos días antes cuatro miembros de una misma familia de turistas franceses habían sido asesinados en Aleg, al sur de Nuakchot, por islamistas radicales de la órbita de Al Qieda. En las semanas siguientes se sucedieron las detenciones, los atentados, las redadas y los tiroteos entre Fuerzas de Seguridad y comandos terroristas.
Preocupación en la zona
Las consecuencias para la débil economía mauritana fueron inmediatas. Los viajeros casi desaparecieron, especialmente de los enclaves que se encuentran camino del norte del país como Atar, Chinguetti o Uadane. Se suspendieron vuelos desde Europa y los empresarios locales mostraban su preocupación.
En agosto de ese mismo 2008 el golpe de Estado protagonizado por un general contra el Presidente Mohamed Cheij Abdalahi, el primero electo democráticamente en toda la historia del país, añadió mayor inestabilidad aún. Hoy el jefe de esa asonada, Mohamed Uld Abdel Aziz, ocupa la presidencia de Mauritania tras vencer las elecciones del pasado julio.

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