
Nemesio Rodríquez, de 83 años, fue el primer paciente en recibir la primera vacuna de la gripe A del Centro de Salud Eloy González de Madrid. Nemesio forma parte del «grupo de riesgo». Al estar operado del corazón, su médico de cabecera le aconsejó la vacuna. Pidió cita el viernes y a las 12.45 de ayer ya se había inmunizado. Con más miedo a contagiarse que a los efectos secundarios bromeó diciendo: «Que sea lo que Dios quiera. Si da reacción pues que dé, qué le vamos a hacer. De gripe me vacuno todos los años, ésta será igual», comentó optimista.
En el otro extremo se encontraba María del Pino Muguera, de 75 años, quien atemorizada por contagiarse «en el transporte público» tomó la iniciativa de inocularse. «Me horroriza esta nueva gripe y además de mi edad me realizaron un trasplante de riñón», se justificó. Al hablar de posibles efectos secundarios, su cara tomó un cariz de preocupación. «De ser mala me habrían hecho firmar un papel, como hacen con todo, ¿no?», conjeturó.
Muy presente tenían Vicente Nieto, diabético, y su mujer, Pilar García, con patologías respiratorias e insuficiencia renal, los desconocidos efectos secundarios, «pero tenemos que ponérnosla», expresaron. Ambos llevaban la intención de recibir su dosis, pero Vicente, de 69 años, volvió con las manos vacías. «Usted se ha vacunado de la gripe estacional hace una semana. Han de pasar entre dos y tres semanas para que no le dé ninguna reacción y sea efectiva», le explicó la enfermera, quien le citó para el próximo día 27.


