Lubna Husein: «El Gobierno sudanés me liberó para que no cuente lo que ocurre en sus cárceles»
Tras quedar en libertad, sin recibir latigazos ni pagar multa después de la condena por «indecencia», Lubna Husein afirma que continuará su denuncia de la tiranía en su país. La periodista afirma que «hay más de 700 mujeres encarceladas por desafiar la Sharía»
Reconocida activista sudanesa pro derechos humanos, Lubna Ahmed al Husein forma parte de ese peligroso binomio -mujer y periodista- al que tanto teme el régimen dictatorial de Omar al Bashir. Desde hace años, su columna semanal -«Men Talk»- del periódico «Alsahafa» se ha convertido en ... una de las pocas armas arrojadizas que permiten a la oposición sudanesa denunciar los abusos de una de las dictaduras más feroces del mundo.
Unas vejaciones que, el pasado 3 de julio, le tocó sufrir en carne propia. Ese día, y bajo el delito de vestir pantalones en un lugar público -una vestimenta que la ley islámica considera indecente-, fue condenada junto a otras 12 compañeras a una pena de 40 latigazos.
Tras dos meses de batallas legales, el pasado martes Lubna abandonaba la cárcel después de que la Unión de Periodistas pagara una multa de 500 libras sudanesas (140 euros). Una iniciativa, orquestada contra su voluntad, ya que la periodista prefería cumplir la condena de 30 días de prisión, que finalmente le fue impuesta, a pagar por su libertad a un régimen dictatorial. En entrevista exclusiva a ABC, Lubna desvela los motivos de su negativa a abandonar la cárcel.
-¿Cuáles fueron las circunstancias de su arresto?
-Cuando ocurrió no me lo podía creer. Pensaba que era una broma de mal gusto. Estaba tranquilamente con unas amigas en una restaurante de Jartum cuando varios policías nos abordaron bajo la acusación de «vestir ropa indecente», un delito cuya pena nos comunicaron que era de 40 latigazos. Tras ser conducidas a la comisaría, finalmente, pude contactar con mi abogado quien negoció mi libertad a la espera de juicio. Pero el resto no tuvo tanta suerte. De las 13 mujeres que fuimos detenidas, diez de ellas no contaban con asistencia letrada, y dos días después fueron azotadas en público, en aplicación del artículo 152 del Código Penal de Sudán. Durante todo el tiempo que duró la pesadilla no tuvimos acceso a ningún tipo de acusación formal, tan sólo se trataba de nuestra palabra contra la de unos testigos que denunciaban nuestro comportamiento.
-Tras ser sentenciada, finalmente, a 30 días de cárcel prefirió encarar la pena a pagar una fianza de apenas 500 libras sudanesas (140 euros) ¿Por qué?
-Pagar mi fianza hubiera significado reconocer la legalidad de ese Tribunal, y la legalidad de su equívoca jurisprudencia. No quise pagar ya que de este modo les hubiera otorgado una victoria ante la comunidad internacional y un reconocimiento social ante la opinión pública. Cumplir la pena era una victoria más eficaz que lograr la libertad.
-¿Cuáles cree que fueron las razones que motivaron que la Unión de Periodistas Sudaneses decidiera pagar su fianza tan sólo un día después de la ejecución de la sentencia?
-La Unión de Periodistas Sudaneses (SJU, por sus siglas en inglés) en un órgano controlado en su totalidad por el Gobierno. Por tanto, fue el propio Gobierno sudanés quien decidió mi liberación. Las razones resultan obvias. Tras el revuelo mediático que ha despertado mi caso en la opinión pública, ni al presidente Bashir ni a sus acólitos les interesaba mi encarcelamiento, por el temor a que una periodista pudiera informar de lo que ocurre en sus cárceles. De igual modo, el presidente de la SJU, Mohedinne Titawi, (quien en los últimos días ha intentado evitar que ABC lograra comunicarse con la periodista), tan sólo mostró su preocupación por mi estado cuando recibió informaciones de que había contactado a mi periódico desde la prisión. Aunque es cierto que pagó la multa, no lo hizo tan sólo para sacar a un miembro de su sindicato, sino para evitar que denunciara lo que ocurre de puertas para adentro.
-¿Se violan los derechos humanos de la mujer de forma sistemática en Sudán?
-Antes de la llegada de Omar al Bashir al poder, Sudán era uno de los estados africanos donde las mujeres gozaban de mayores libertades y formaban parte de la élite intelectual. Mientras que antes teníamos pleno derecho al voto, ahora ya ni siquiera hay elecciones libres. En el último año, 43 mujeres han sido detenidas en el municipio de Jartum por el mismo delito que el mío: vestir indecentemente. Hoy hay más 700 mujeres que cumplen condena en las cárceles por ir en contra de la ley islámica y ninguna de ellas tiene asistencia letrada.
- ¿Ha sufrido amenazas? ¿Planea dejar el país?
-Hasta el momento he recibido más muestras de apoyo que amenazas. No me planteo dejar Sudán en ningún momento porque eso sería otorgar al gobierno una nueva victoria. Voy a seguir tribunal por tribunal, juicio por juicio, demostrando mi inocencia.
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