Chapuza con los parados
SI las ocurrencias sin contenido son las señas de identidad de este Gobierno, la medida de los 420 euros para los parados de larga duración ha rizado el rizo de la improvisación y la incompetencia. Aprobada hace unos días en un Consejo de Ministros veraniego ... y vendida a bombo y platillo por la propaganda gubernamental, ayer mismo Rodríguez Zapatero tuvo que anunciar desde Lanzarote que se estudiará su ampliación para evitar el caos generado tras publicarse en el BOE. Colas en las oficinas del INEM, desconcierto general y enfado lógico de muchos supuestos beneficiarios ante las expectativas insatisfechas son el balance lamentable de una medida efímera, adoptada sin la más elemental prudencia sobre su aplicación administrativa y social. No se trata de explicar mejor las cosas a la gente, como ha reconocido ya José Blanco, sino de evitar estas chapuzas que indignan a miles de ciudadanos que sufren el drama personal y familiar del paro y esperaban un mínimo alivio a su situación. Incluso el Ejecutivo le pone las cosas fáciles al PP, puesto que el anuncio de Ramón Valcárcel sobre la aplicación retroactiva de estos subsidios en la región de Murcia permite a la oposición extraer su propio rédito político de una medida «estrella» del PSOE, utilizada como contrapartida al supuesto egoísmo de los empresarios en las negociaciones sobre el fallido pacto social.
Son muchos los inconvenientes de gobernar de cara a la galería y pensando sólo en salir del paso. Sobre todo, Rodríguez Zapatero pierde credibilidad día tras día ante una opinión pública convencida de que detrás de la retórica se oculta el vacío ante la falta de ideas y la pésima gestión de los recursos públicos. Al margen de la anécdota de un presidente del Gobierno obligado a dar marcha atrás desde su lugar de vacaciones, lo más triste es la frustración de muchas personas que necesitan algún tipo de ayuda en circunstancias muy difíciles. Las ocurrencias no sirven para generar confianza en una sociedad que padece una crisis de gran dimensión sin percibir ese rayo de luz en el horizonte que empieza a atisbarse en algunos países de nuestro entorno. Sólo 48 horas después de que el real decreto entrara en vigor, el presidente del Gobierno afirma que estudiará con los sindicatos la ampliación de su ámbito. Mejor que rectificar sería no cometer errores lamentables cuando están en juego los legítimos derechos de los sectores sociales más perjudicados por la crisis.
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