Desde la medianoche de ayer Italia reflexiona no sólo sobre su voto de cara a las elecciones al Parlamento europeo y a otros comicios locales, sino también sobre los últimos escándalos que agitan a los medios de comunicación.
El presidente del Consejo italiano, Silvio Berlusconi, está siendo investigado por el supuesto uso ilícito de los aviones de Estado para transportar a amigos personales a fiestas privadas. La difusión de las fotografías en las que se veían a sus amigos y amigas en su casa de Cerdeña, a través del diario español «El país», no han hecho más que fomentar la polémica.
Berlusconi se defendió ante los medios recordando una vez más que él puede llevar «a quien quiera en el avión», porque «está previsto por la ley, y, sobre todo, no supone un coste adicional ya que yo mismo pago de mi bolsillo la acogida de mis huéspedes».
El abogado del «Cavaliere», Nicoló Ghedini, aseguró que la investigación quedará archivada «en breve», y anunció al mismo tiempo una acción penal contra los periódicos que publicaron las imágenes confiscadas por la Fiscalía. Ghedeini recordó que para la autoridad que tutela la privacidad «es ilícito fotografiar o utilizar imágenes de personas en el interior de su morada privada sin su consentimiento y con el uso de técnicas particularmente invasivas».
Toda esta polémica parece afectar poco al primer ministro, quien ayer en una entrevista televisiva agradeció los ataques contra su vida privada, «porque en estos tres días de campaña electoral he sentido el gran afecto de la gente».
Berlusconi anunció «una campaña mediática con la prensa extranjera, para hablar a los pueblos extranjeros y describirles la Italia real».

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