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«Así abandoné la prostitución»

Ejerció la prostitución durante un año en Montera. Por necesidad. «No podía ni pagar el alquiler. Soy ecuatoriana, separada y estoy sola aquí en España». Lo pasó verdaderamente mal. Era 2002. Se sentía indigna. Humillada. Dañada en lo más profundo de su ser por la violencia emocional y física que sufría. «Nunca me gustó esa vida. Entonces, un día se me acercaron unos chicos (trabajadores sociales) y me hablaron de un centro de atención integral al que podía acudir».

Eso fue su tabla de salvación. «Con su ayuda pude dejar de prostituirme. Yo sola no lo habría conseguido», asegura hoy, años después. Su nombre es lo de menos, pero la llamaremos Manuela, una de tantas muñecas rotas y heridas que necesitan apoyo para poderse recomponer. «Me brindaron atención psicológica, esencial para recuperar mi autoestima; formación y ayuda social y jurídica. Me abrí camino», explica.

Más vulnerables por la crisis

Hizo un curso de auxiliar de geriatría de 400 horas, que le proporcionó un empleo, otro de informática, de 200, y ahora está haciendo uno de contabilidad con el fin de hallar una salida laboral, pues estudió auxiliar de contabilidad. Los cursos están subvencionados por el Ayuntamiento de Madrid, lo que significa que cobran una cantidad al mes (beca) mientras lo hacen.

«En enero me quedé en el paro. La prestación (760 euros) se acaba en dos meses y como no consiga nada terminaré en la calle con mis hijos. Ahora estoy buscando un piso más económico y al borde de comer una vez al día», dice con la voz quebrada. En el centro municipal Concepción Arenal, cuya nueva sede inauguró ayer la concejal de Familia Concepción Dancausa —aunque llevaba años en otro lugar—, tratarán que eso no ocurra aunque todo no depende de ellos. Este centro ofrece atención integral a mujeres víctimas de explotación sexual y/o prostitutas o a quien desee dejar ese mundo. Forma parte del plan de lucha contra la explotación sexual. Doce mujeres lograron abandonar ese mundo en 2008; este año, otras tantas están en ello, aunque la crisis se lo está poniendo más difícil.

«Sin una red social adecuada muchas de estas mujeres no pueden salir adelante aunque quieran», indicó a ABC Carmen Barquín, psicóloga del centro. Reconoce que la recesión precariza aún más su situación, lo que unido a la carestía de la vivienda y las presiones económicas a las que están sujetas con sus hijos o familiares en sus lugares de origen, las hace muy vulnerables. «Es un proceso lento. Con acompañamiento y oportunidades la mayoría logra salir. Ahora, igual alguna vuelve si no ve salidas».

Demandan ayuda social

El 87% de las mujeres atendidas son inmigrantes (ecuatorianas y rumanas). Así, de las 99 que han pasado por el Concepción Arenal desde febrero, 17 eran españolas. En 2008 atendió a 237. La ayuda social (1.904) se llevó la palma; seguida de la psicológica (657); jurídica (434) y apoyo al empleo (24). Esa labor se complementa con la de la Unidad Móvil en los puntos más calientes del sexo al aire libre. El año pasado hizo intervenciones con 351 mujeres nuevas, de las casi 9.000 con las que contactó.. De febrero a mayo ha hecho lo propio con 317, precisó Dancausa.

Manuela tiene muy claro que, ocurra lo que ocurra, esa vida quedó muy atrás para ella. ¡Ojalá lo consiga!

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