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Del exilio y sus conjeturas

La necesidad oscura de la edad ha querido que Mario Benedetti sobreviviera en pocos días a la que fue su compañera de generación, Idea Vilariño, cuyos destinos han vuelto casi a coincidir después de

La necesidad oscura de la edad ha querido que Mario Benedetti sobreviviera en pocos días a la que fue su compañera de generación, Idea Vilariño, cuyos destinos han vuelto casi a coincidir después de peripecias vitales y literarias tan dispares. Con Mario Benedetti se nos ha ido el representante de una idea de lo que debía ser el escritor comprometido con una cierta idea de lo que debía ser el futuro del socialismo en América Latina.

Curiosamente, cuando se produce esa toma de postura por parte de Benedetti, cuando publica «El cumpleaños de Juan Ángel», su literatura, que hasta entonces seguía con rigor y exactitud una decantación realista casi modélica, se hace más proclive a la querencia del juego, a coincidir con actitudes vanguardistas, a discernir entre compromiso político y libertad estética. Es cuando su literatura se perfila incluso hacia actitudes de las que no está exento el humor. En realidad Benedetti se libró, gracias a ese gesto, a la concepción roma de algunos escritores contemporáneos suyos, compañeros de juventud, más rígidos en sus planteamientos y, por lo tanto, con menos aciertos en la elaboración de su obra posterior.

Esa contradicción entre el personaje que significó para una izquierda de poncho y cierta complejidad habida en su obra, sin embargo, le sirvió para encontrar, dentro de esa tendencia proclive a la experimentación, una vía a la popularidad que le había faltado en los años de juventud en que el realismo le había hecho mella.

En realidad Benedetti ha sido un hombre de su tiempo, de su tiempo y del medio en que le tocó vivir, y el apego a esa circunstancia es lo que le dio fama y popularidad. Lo recordé hace poco cuando murió Idea Vilariño. Ella no quería dar publicidad a su nombre, él vivió sus últimos años con la fama y convivió con sus mieles y sinsabores. La edad se los ha llevado juntos.

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